La última exigencia de Cristiano deja en la calle a siete profesionales del club
Mal humor en los pasillos del Bernabéu por culpa de una revolución que se espera la próxima temporada. El delantero está dispuesto a parar la renovación para salirse con la suya.
En 2014, Cristiano regaló un coche a cada uno de sus fisios en el Real Madrid.
El presidente Florentino Pérez no quiere entrometerse en la enésima batalla entre los jugadores y los servicios médicos del Real Madrid liderados por el doctor Olmo. Sabe que tiene las de perder y juega sus cartas para que todos estén contentos aunque parece que la inquina entre unos y otros no afloja.
El último en tomar medidas para librarse de una vez por todas de las garras del equipo de profesionales que lidera Olmo ha sido Cristiano Ronaldo a través de una cláusula incluida en su contrato de renovación. El portugués no quiere que ninguno de los siete fisioterapeutas que forman parte de la plantilla vuelvan a tocar sus piernas por eso ha exigido por contrato tener un fisioterapeuta personal de su total confianza.
El problema viene porque el presidente ha aceptado la petición abriendo la veda a que, uno tras otro, el resto de jugadores con Sergio Ramos a la cabeza terminen por contratar los servicios de Pedro Chueca, uno de los profesionales despedidos hace un año por no plegarse a las exigencias de Olmo.
Ante esta situación, los profesionales médicos que trabajan en el club blanco amenazan con salir antes de que llegue septiembre. Es su última ofensiva para evitar que sean los propios jugadores los que liquiden el organigrama médico sin contemplaciones.
De momento, Cristiano ya ha dado el paso y Joaquín Juan, el fisio de Pau Gasol, recalará en el vestuario del Bernabéu la próxima temporada para cuidar sus joyas más preciadas: "sus piernas".