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La historia del saque de esquina

REGLAMENTO. La primera vez que se aplicó la palabra corner a una jugada concreta dentro de un partido de fútbol fue el 28 de marzo de 1877 en una publicación británica llamada Sporting Life. Al primigenio fútbol español, importado directamente por los ingleses que trabajaban Huelva, llegó de la misma manera, aunque su adaptación al

La historia del saque de esquina

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REGLAMENTO. La primera vez que se aplicó la palabra corner a una jugada concreta dentro de un partido de fútbol fue el 28 de marzo de 1877 en una publicación británica llamada Sporting Life. Al primigenio fútbol español, importado directamente por los ingleses que trabajaban Huelva, llegó de la misma manera, aunque su adaptación al castellano lo transformó en lo que conocemos como saque de esquina. Muchas décadas después y con la consolidación del fútbol como auténtico deporte rey, ambas expresiones, tanto córner como saque de esquina, conviven pacíficamente. Incluso la Real Academia Española de la Lengua, poca amiga de estas cosas, admite desde hace años el anglicismo.

En realidad, el saque de esquina es una forma más de reanudar un partido de fútbol. Su tratamiento está determinado por la norma número 17 del reglamento. “Se concederá un saque de esquina cuando el balón haya atravesado completamente la línea de meta, por el suelo o por el aire, siendo el último en tocar el balón un jugador del equipo defensor, y no se haya marcado un gol”, dice la norma.

Cómo poner en juego el balón en el saque de esquina

Para poner el balón en juego hay que colocarlo en el cuadrante de esquina más cercano al lugar por el que salió el balón. Este cuadrante posee un arco de 80 centímetros de radio y su situación viene señalada por un pequeño mástil con un banderín en su parte más elevada.

Ningún jugador rival puede estar situado a menos de 9,15 metros del saque de esquina. De hecho, en la mayoría de terrenos de juego existe una línea en su parte exterior que marca el lugar más cercano en el que puede situarse un futbolista del equipo contrario.

El jugador que se disponga a reanudar el juego desde el banderín de córner podrá situar el balón en cualquier lugar del cuadrante o incluso con la mayor parte fuera de la misma. Eso sí, al menos una parte del esférico deberá estar en contacto con la línea curva que delimita el cuadrante. Y solo podrá golpear al balón en una ocasión. En caso de que utilice más de un toque para sacar el córner, el árbitro pitará tiro libre indirecto favorable para el equipo que se encuentre defendiendo.

Se entiende que desde la posición de córner no puede existir el fuera de juego ya que el centro del cuadrante coincide con la línea de la portería.

A diferencia de lo que ocurre con el saque de banda, el reglamento permite conseguir un gol de forma directa desde el córner sin que ningún jugador rival, ni tan siquiera el portero, logre entrar en contacto con el balón. De hecho, ese tipo de tantos reciben la denominación de gol olímpico. No son muy habituales, pero casi todas las temporadas se puede ver alguno en la Liga Española.

El primer tanto que se consiguió de esta manera fue, curiosamente, justo después de concluir los Juegos Olímpicos de 1924. El 1 de octubre de aquel año, la selección de Uruguay, campeona sólo unos meses antes en París, jugó un partido en Buenos Aires. El futbolista argentino Cesáreo Onzari consiguió romper el empate a 1 que figuraba en el marcador con un gol directo desde el banderín de córner. Se le denominó “olímpico” porque sirvió para derrotar a los campeones olímpicos y fue el primero que se logró de ese modo porque hasta pocos días antes la International Board no lo había aprobado.

El lanzamiento de esquina es una de las jugadas que más peligro provocan durante un partido de fútbol. Y si no, que se lo digan al Real Madrid, que consiguió su undécima Champions después de un certero cabezazo de Sergio Ramos a la salida de un córner, o más recientemente, al FC Barcelona, que vio como un saque de esquina lanzado por un jugador del Liverpool con la defensa culé completamente desorganizada concluyó con el tanto de Origi que eliminó al Barça de la máxima competición continental.

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