La mejor Vuelta a Burgos de la historia
Aunque la temporada ciclista comenzará oficialmente el 1 de agosto con la Strade Bianche, la Vuelta a Burgos, que empieza el 28 de julio, tendrá un nivel de participación excelente.
Oficialmente, el próximo 1 de agosto echa a andar la temporada ciclista más extraña de la historia. El calendario UCI World Tour, esto es, las carreras que forman parte de “la primera división del ciclismo”, se ponen en marcha con la Strade Bianche, la semiclásica italiana que, para muchos, es la carrera más bonita de toda la temporada.
Es entonces cuando arrancará una temporada que lleva parada desde el 14 de marzo, y de la que apenas tenemos referencias, salvo algunos destellos de calidad de Nairo Quintana, Tadej Pogacar o Jakob Fulgsang. Algunas de las grandes estrellas del pelotón ni habían empezado a correr por entonces, o lo habían hecho muy lejos de su estado de forma óptimo.
Así que en agosto arrancamos de cero. En agosto… o antes, porque a una carrera en la que se inscriben 14 equipos UCI y nombres como Richard Carapaz, Mikel Landa, Simon Yates, Steven Kruijswick, Nairo Quintana, Rafal Majka, Mads Pedersen o Remco Evenepoel no se le puede considerar una carrera “de segunda”.
Y es que, aunque los papeles digan lo contrario (la Vuelta a Burgos está considerada como 2HC, un rango por debajo de las carreras top), en 2020 no hay dudas: estamos ante una de las mejores carreras de la temporada. Especialmente por participación, pero es que eso lo es todo en ciclismo. El Tour no sería lo que es si no fuese porque congrega en sus carreteras, año a tras año, a los mejores ciclistas del mundo.
El calendario, esta vez, ha sido propicio con la ronda burgalesa. De pasar a ser una carrera utilizada para preparar la Vuelta se convierte en la primera ronda por etapas del calendario. Desde el martes 28 de julio, los ojos de medio mundo estarán pendientes de la provincia castellana, que no anda falta de recursos para lucirse ante espectadores de los cinco continentes.
Para empezar, salida desde la catedral en un preludio de lo que, si nada la impide, está previsto que sea también el punto de partida de la Vuelta a España 2021. Desde luego, una buena opción para presumir de templo gótico y mostrar al mundo una de las maravillas arquitectónicas de Burgos y de toda España.
Jornada nerviosa con final en rampa a la que sucederán dos jornadas de llano y dos de montaña con final en alto. En total cinco días que servirán a todos para enseñar los dientes de cara al próximo Tour de Francia, que comienza justo un mes después, el 29 de agosto.
No es casualidad que las primeras espadas del pelotón (especialmente escaladores) hayan elegido la ronda burgalesa para ponerse a prueba. El calendario acelerado de 2020 ha respetado, aunque reubicándolas, las principales carreras de un día y las tres grandes vueltas, pero ha sido cruel con las llamadas “carreras de una semana”. La Volta a Catalunya, que celebraba este año su edición número 100, la Vuelta al País Vasco y otras muchas han tenido que suspenderse, lo que ha colocado a la Vuelta a Burgos, sin comerlo ni beberlo, al nivel de las pocas que subsisten como Dauphine y Polonia.
No nos confundamos. Los aficionados al ciclismo hemos vivido ya grandes momentos en la Vuelta a Burgos y su tradicional final en las Lagunas de Neila. Hemos visto ganar a Contador, Valverde, Purito, Landa y, si remontamos la memoria, a Perico, Lejarreta y Olano. Sin olvidarnos de grandes estrellas internacionales como Iván Sosa, Nairo Quintana y Toni Rominger. La Vuelta a Burgos ya era grande. Lo que ocurre es que este año va a ser inmensa.