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Larsson: el perfil que se echa de menos en el Barcelona

Henrik Larsson, con la Copa del Europa que el Barcelona ganó en 2006.

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Redacción Deportes

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La conformación de la plantilla del Fútbol Club Barcelona es un reto que temporada tras temporada debe afrontar, tanto el alto mando del club, como los componentes del cuerpo técnico. Decidir qué jugadores son prescindibles, así como los que no pueden tocarse y las posiciones que necesitan ser reforzadas, son de las principales responsabilidades que conlleva esta tarea.

La posición de delantero centro en el equipo catalán parece estar más que cubierta por un Luis Suárez que aún carbura, a pesar de sus 33 años. Sin embargo, es claro que el físico del uruguayo se ha visto desgastado por la intensidad con la que este deportista vive el fútbol, además de lo largas que suelen ser las temporadas del Barcelona.

La búsqueda de un relevo para Suárez no ha sido nada sencilla, puesto que el rendimiento del exjugador del Liverpool suele ser muy destacado cada campaña. Adicionalmente, es uno de los deportistas con más peso de la plantilla, debido al tiempo que ya tiene en el equipo, y también por ser uno de los más cercanos a Lionel Messi.

Pero existe otro factor que ha frustrado los intentos del cuadro culé por conseguir otro delantero centro, y es que el rendimiento de los que han pasado por el club para cumplir esa función no ha sido el deseado, además de que los mismos siempre terminan, como es lógico, cansados de vivir a la sombra de Suárez, y abandonan la entidad para buscar nuevos retos profesionales.

Es ahí cuando se puede pensar que el Barcelona no ha dado con el “Nuevo Larsson”: ese suplente de lujo, que sea capaz de rendir cuando se le necesite, sea de titular o viniendo desde el banco, pero que a su vez acepte un rol secundario dentro de la plantilla.

Es inevitable recordar al sueco cuando se analiza esta situación. Llegó en 2004 con un amplio currículum tras unos exitosos pasos por Feyenoord y Celtic, contando ya con 33 años de edad y con Samuel Eto’o como dueño del puesto por el que competía. A pesar de que su primera temporada en el Camp Nou se vio frustrada por una lesión, la segunda y última campaña de Larsson en el club fue la que lo elevó al eterno recuerdo de todos los fanáticos azulgranas.

El delantero dejó esa temporada el legado de 42 partidos, 15 goles y cinco asistencias, dos de ellas fundamentales para la obtención de la tan recordada Champions League que devolvió la ilusión al barcelonismo. Además, Larsson respetó los turnos, siendo sustituto o titular, en su posición natural o tirado a algún costado, el sueco rindió como ningún otro suplente lo ha hecho en el club, y se fue por la puerta grande al final de la campaña.

A partir de ahí, el Barcelona nunca pudo encontrar un delantero que alternara banquillo y titularidad aportando de la misma manera, y que entendiera que su rol no está en discusión. Los intentos con Gudjohnsen, Alcácer, y recientemente Braithwaite, no se han equiparado a ese perfil que hasta ahora no ha tenido igual en la historia barcelonista. El cuadro culé aún espera su “nuevo Larsson”, porque al sueco se le anhela temporada tras temporada por lo que significó mientras vistió la camiseta del equipo.

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