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Fati y Puig: esperanzas de una desvirtuada Masía

Ambos representan una luz dentro de un túnel en el que el Barcelona lleva tiempo envuelto: el ocaso de La Masía

Riqui Puig y Ansu Fati

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Durante la temporada actual, el Fútbol Club Barcelona dio minutos importantes a dos de las perlas de su cantera que más han despertado interés en los fanáticos del cuadro catalán: el centrocampista Riqui Puig, quien ya había debutado con el primer equipo la campaña pasada y el sorprendente Ansu Fati.

Tras disputar 12 y 32 encuentros respectivamente, el entorno culé ha depositado grandes esperanzas en los dos jóvenes, quienes inyectaron dinamismo al conjunto dirigido por Quique Setién en el último tramo de liga.

Pero más allá de la esperanza de los fanáticos y del entorno del club, este par de chicos representan una luz dentro de un túnel en el que el Barcelona lleva tiempo envuelto: el ocaso de La Masía, que fue reconocida en su momento como la mejor productora de talentos en el mundo del fútbol.

Lo cierto es que, desde la inclusión de Sergio Busquets y Pedro Rodríguez en el primer equipo en 2008, los canteranos del equipo no han tenido mayor incidencia para el club viniendo desde el filial. Ni siquiera la famosa “Generación del 91”, integrada por Bartra, Montoya, Tello, Cuenca o Thiago Alcántara, quienes pintaban para ser los relevos naturales de Piqué, Puyol, Xavi, Iniesta y compañía pudieron cumplir con las expectativas del equipo.

Y así como ellos, recientemente, la inmensa mayoría de los jugadores provenientes del Barca B han tenido que buscar opciones fuera del club debido a la falta de oportunidades o la ambición de la directiva de hacer caja con su ventas.

El caso más cercano al ascenso al Olimpo que tuvieron Pedro y Busquets ha sido el de Sergi Roberto, quien se ha ganado a pulso y esfuerzo un lugar en el once titular desde la época final de Luis Enrique en el club. Su polivalencia y entrega han sido su espada y escudo.

Más tarde, ninguno de los jóvenes que se asomó al equipo profesional desde la plantilla B ha logrado dejar su huella o establecerse, ni siquiera como suplente. Los casos más recientes fueron los de Carles Aleñá y Carles Pérez, quienes gozaron de oportunidades durante la primera mitad de la temporada 2019-20. Sin embargo, la poca paciencia de la directiva ante la situación de que ninguno de los dos logró afianzarse, hizo que ambos salieran del club.

La llegada, aparentemente para quedarse, de Ansu Fati y Riqui Puig, puede significar una mediana recuperación del valor que el equipo blaugrana le ha dado históricamente a su cantera. Se trata de dos jóvenes que han demostrado ambición y garra mientras se les ha dado la oportunidad de jugar, y que de seguir gozando de minutos, seguramente traerán más de una alegría a un club que necesita urgentemente caras nuevas.

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