FC Barcelona 3-1 Nápoles: El Barça, a cuartos con aprobado raspado
El Barça hizo los deberes, pero como aquel alumno que se limita al simple aprobado y no quiere más.
El FC Barcelona ha hecho lo que debía, sí, pero el fantasma de las últimas debacles europeas y del último tramo de LaLiga ha estado presente durante la segunda parte
No pintaba bien el inicio del encuentro, cuando en los 10 primeros minutos no era capaz de encontrar su sitio en el campo. El primer susto llegó en el minuto 3, cuando Insigne estrelló un balón en el poste. Los de Setién empezaron con nerviosismo y su primero gol llegó de la única forma en la que podía hacerlo: de balón parado.
Un testarazo de Lenglet -que empuja a Demme antes de rematar- dio un respiro a los azulgranas. A partir de ahí, el Barça comenzó a hacer lo que mejor sabe, o sabía: tener el balón y moverlo con criterio. En el 23, Messi, quién si no, hacía pensar que, a pesar del bajo nivel de su equipo, podían solventar el partido sin mayores problemas.
El argentino dejó resuelta la eliminatoria con un gol de genio de los suyos. Se fue de dos rivales, se benefició de un rebote, se fue al suelo, se levantó y sin visión clara de la portería lanzó un zurdazo ajustado al palo imposible para Ospina.
A partir de ahí, ni rastro del conjunto de Gattuso. Con la cabeza baja, los napolitanos solo podían aguantar las embestidas del Barça. El VAR anuló el 3-0 de Messi por mano previa del argentino y gracias al propio VAR Çakir señaló un penalti de Koulibaly sobre Messi que transformó Luis Suárez. El turco fue a la pantalla a revisar la jugada, aunque era más que evidente -permítanme la exageración- que el central del Nápoles a punto estuvo de romperle el talón de Aquiles a Leo. Lo lanzó el uruguayo porque Messi quedó renqueante por el patadón.
Hasta ahí, todo parecía bajo control para el Barça, pero el equipo italiano recuperó la esperanza gracias a un penalti de Rakitic -de infantil- sobre Mertens que transformó Insigne. En la segunda mitad, los de Gattuso salieron fuertes intentando hacer el 3-2 que metiera el miedo en el cuerpo de los de Setién. Lo intentaron con mayor posesión, pero lo cierto es que Ter Stegen no pasó grandes apuros.
En el 80, los de Gattuso marcaron el 3-2, pero Milik estaba en fuera de juego. Antes del pitido final, el Nápoles intentó dar otro susto, con un tiro al palo de Lozano. El Barça hizo los deberes, pero como aquel alumno que se limita al simple aprobado y no quiere más. Muy diferente va a ser el partido contra el Bayern de este viernes. El alumno tiene que buscar la excelencia. Si no, repetirá una vez más curso.