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La curiosa “maldición del 9” que azotó al Barcelona

La más que probable salida de Luis Suárez hace que el Barça tenga que buscarle sustituto. Desde la marcha de Eto'o y hasta su llegada, no cuajó ningún delantero.

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El fútbol puede estar, en ocasiones, lleno de misticismo y de factores supersticiosos que afectan de una u otra manera a quienes lo practican. Desde cábalas al pisar el terreno de juego por primera vez hasta mitos sobre los dorsales de algunos jugadores, existen curiosas e interesantes historias que giran en torno a los misterios que rodean algunas situaciones en este deporte.

El Fútbol Club Barcelona siempre ha contado con jugadores de altísimo nivel, pero existen otros que, a pesar de tener un gran cartel, o de su indudable calidad, no triunfaron del todo durante su paso por el club o bajo las órdenes de algún entrenador.

Casualmente, durante el periodo en el que Pep Guardiola dirigió al club, y en años posteriores, coincidieron futbolistas que encajan en esa descripción y que, para más casualidad, vistieron el mismo número en su uniforme: el nueve. Esta situación se mantuvo entre 2008, año del técnico, hasta 2014, con el aterrizaje de Luis Suárez.

El primer nombre en la lista es, lógicamente por la temporalidad mencionada, Samuel Eto’o. El camerunés venía siendo la punta de lanza de la ofensiva blaugrana. Sin embargo, Guardiola no quería contar con él, al igual que con Ronaldinho y Deco. No obstante, terminó quedándose esa temporada en el equipo, y además fue fundamental para la obtención del triplete que el Barcelona selló en la primera mitad de 2009.

Incluso en una entrevista para Bein Sports, Eto’o contó que tras la consecución de dicho triplete, su abogado le dijo que el club lo había puesto en venta a petición de Pep. A pesar de dejar un registro de 36 goles en 52 partidos esa campaña, el camerunés terminó formando parte del intercambio que trajo al sueco Zlatan Ibrahimovic al Barcelona, y que a su vez envió al africano al Inter de Milán.

Sin saberlo, el mismo Ibrahimovic sería la próxima víctima de la “maldición del 9” para la campaña 2009-10. Llegó como una estrella al Barcelona y tuvo un arranque sumamente prometedor, ya que logró anotar en sus cinco primeros partidos de liga. Incluso un gol suyo definió un cerrado Clásico ante el Real Madrid en noviembre de 2009.

El tiempo pasó y la importancia del delantero sueco fue decayendo. Algunos medios afirman que Lionel Messi tuvo algo de responsabilidad debido a que no se sintió cómodo con el protagonismo que estaba teniendo “Ibra” y se lo hizo saber a Guardiola. A su vez, el técnico fue alejando al ex del Inter de Milán del once titular, o bien colocándolo en una posición más hacia los costados del área, fuera de su zona de confort, con el fin de explotar más el rendimiento de Messi.

El final de Ibrahimovic en el Barcelona fue horrible. En su autobiografía titulada “Yo soy Zlatan Ibrahimovic”, el sueco relata cómo llegó a insultar a Guardiola. Posteriormente, tras jugar 45 encuentros y marcar 21 goles, el sueco fue vendido al Milán por 30 millones de euros y su dorsal 9 fue heredado por Bojan Krkic para la temporada 2010-11.

El joven español venía de demostrar su valía durante la recién terminada campaña, con 12 goles anotados en 36 partidos. Sin embargo, durante el tiempo que se enfundó la camiseta con el 9 en su espalda, su rendimiento y la confianza que el técnico catalán tenía en él decayeron drásticamente, puesto que disputó 37 encuentros pero solo logró marcar siete goles.

La llegada de Ibrahim Afellay en enero de 2011 le quitó aún más espacio a Bojan. El extremo holandés despojó de oportunidades al delantero español, que terminó saliendo al final de la temporada con destino a la Roma.

Su sustituto llegó justamente de ese país, ya que el Barcelona decidió fichar a Alexis Sánchez, quien venía de realizar una gran labor en el Udinese. El chileno se enfundó el "malicioso" número 9 de cara a la temporada 2011-12 y, a pesar de estar recién llegado, firmó buenos registros, con 15 goles en 41 partidos.

Para la siguiente campaña, con la salida de Guardiola del Barcelona, el rendimiento del ex Udinese fue empeorando. En liga anotó su primer gol en febrero, seis meses después de haber empezado la competición. Finalmente, cerró su cuenta con 11 goles en 46 encuentros.

Su último año en el Barcelona, en la campaña 2013-14, fue quizás el mejor en cuanto a números. Bajo las órdenes del técnico Gerardo Martino, Sánchez concretó 21 goles en 54 partidos, pero eso no le evitó ser vendido al Arsenal al final de la campaña, a cambio de 42,5 millones de euros. Otra víctima de la “maldición del 9”.

Tras la salida del chileno, este dorsal pasó a ser de Luis Suárez, quien fue fichado en 2014 y supo responder con un excelente rendimiento a las exigencias del club. Suárez fue quien, de cierto modo, dio valor nuevamente a la responsabilidad que significa llevar el número 9 en el Barcelona, en cuanto a desempeño y actitud concierne.

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