Mönchengladbach 2-2 Real Madrid: Casemiro regala una vida extra
El brasileño evita en el descuento que el Madrid tenga pie y medio fuera de la Champions.
Casemiro le dio una vida extra al Madrid asistiendo a Benzema en el 1-2 y marcando el definitivo 2-2 ante el Monchengladbach en el descuento para que los de Zidane, que estuvieron contra la lona muchísimos minutos, todavía mantengan el aliento en la Champions. Porque durante muchos minutos los trece veces campeones eran carne de Europa League. Otro partido horrible que acabó en empate tras un ataque de testiculina final. Pero hace falta algo más que testiculina
Zidane apostó por repetir el once inicial que ganó el Clásico el pasado sábado, con la obligada entrada de Lucas Vázquez por el lesionado Nacho, y el calor de los tres puntos cosechados ante los barceloneses hizo que el Madrid saltase al Borussia Park cimbreando las caderas y sintiéndose el macho alfa.
Con Valverde presionando muy arriba y Casemiro cobrando peaje a cualquier alemán que pretendía circular por el centro del campo, los veinte primeros minutos fueron un monólogo madridista ante un Gladbach que lo mejor que hizo fue no descomponerse jamás y creer a ciegas en su propuesta.
Según fue creciendo en el partido Florian Neuhaus, un mediocentro con unas hechuras espectaculares y un juego tanto ofensivo como defensivo que recuerdan en algunas cosas a Fernando Redondo, los de Marco Rose comenzaron a dar señales de vida. Bien es cierto que no se aproximaban ni por asomo al área de Courtois, pero Sommer tampoco era exigido: el Madrid sigue necesitando urgentemente ir a Albacete o a Toledo a que le afilen la espada, porque no corta ni un sachichón en rodajas.
A Neuhaus se le fueron sumando compañeros. Primero Alassane Plea, que comenzó a percutir contra la defensa madridista en todas las jugadas. Y después, con Marcus Thuram, el hijo de Lilian: en una de esas curiosidades del fútbol, Sergio Ramos ha jugado contra los dos. Thuram es como si el Coloso de Rodas se hubiera puesto un pantaloncillo corto y se dedicara a destrozar rivales galopando por la banda. Un magnífico gol suyo, en el primer remate del Gladbach en el partido tras un error de Varane, empezaba a poner la cosa muy cuesta arriba.
Los de Zidane eran un quiero y no puedo. Asensio se mostraba dinámico, apareciendo por todos lados, pero sigue acusando sobremanera el miedo pavoroso que le tiene a volver a lesionarse: no encara ni aunque le pongan a uno de los siete enanitos delante. El caso contrario es Vinicius, que tras su fulgurante inicio de temporada ahora ha pasado a ser un lastre. No acierta en nada, ni siquiera en el dribbling, y su punto de mira parece más desviado que nunca.
El descanso pareció insuflar nuevos bríos al Madrid, sabedor de que necesitaba enmendar la plana para que no se le empezara a poner cara de Europa League. Y salió mordiendo. Un remate de Asensio que tras rebotar en la cabeza de un rival se estrelló contra el larguero de Sommer hacía presagiar el empate, y un error garrafal de Vinicius en un remate franco ahondaban en ese sentimiento. Pero sucedió justo lo contrario: esta vez fue un error doble de Courtois y Mendy que Thuram, quién si no, pulverizó en el segundo tanto borusser.
El Madrid estaba grogui, aunque logró levantarse de la lona cuando parecía más cerca el tercer tanto local y a base de centros al área comenzó a rondar a Sommer. Zidane recurrió a Modric y también a Hazard, en su debut esta temporada. El belga pudo recortar tras una buena jugada de Benzema en el partido, pero su disparo se marchó al lateral de la red. Quedaban veinte minutos y el Madrid se agarró a la épica, representada por Casemiro, para empatar sobre la bocina. Vida extra para el Madrid, pero tendrá que mejorar muchísimo para no ser intrascendente en esta Champions.