El Atlético de Madrid juega como casi nunca y empata como casi siempre
El equipo de Simeone ha empatado ante el Lokomotiv en Moscú (1-1) en uno de sus mejores partidos en meses, con un dominio absoluto y solo un tiro en contra, de penalti, en todo el partido.
El Atleti sigue creciendo. En Moscú ha jugado uno de los mejores partidos de los últimos tiempos, solo certificando lo bien que se desenvolvió en la segunda parte ante el Betis, gran parte del partido ante el Salzburgo y prácticamente toda la victoria del sábado en el Sadar de Pamplona. El Atleti acaba de empatar ante el Lokomotiv en Moscú (1-1), con lo que suma su cuarto punto en 3 partidos de Champions. Escaso bagaje para su buen nivel de fútbol actual.
El equipo de Simeone dominó todo el partido y el Lokomotiv de Moscú, aunque consiguió un gol, no disparó en ningún momento a la meta de Oblak. El meta esloveno solo cogió un balón y fue dentro de su propia portería. Es uno de los detalles que define el partido de esta tarde en Moscú.
Salió poderoso el Atleti, siempre pensando en el ataque y, en una de las primeras jugadas, llegó la recompensa. Fue en un pase fantástico de Héctor Herrera, destacado nuevamente en el centro del campo atlético, que fue directo a la cabeza de José María Giménez, que utilizó ese pelazo con el que ha vuelto a los terrenos de juego para batir al brasileño Guilherme, uno de tantos sudamericanos que han hecho carrera en la fría Rusia.
El gol hacía justicia, pero la alegría no duró prácticamente nada en la casa de Simeone. Herrera volvió a ser protagonista al cometer un penalti por mano de esos que no han sido nunca y que ahora, con la entrada en liza del VAR, los árbitros pitan. Oblak, que nunca destacó en el noble arte de detener penas máximas, confirmó la situación y Miranchuk equilibró el encuentro en el que único disparo del histórico equipo ferroviario ruso.
El Atleti no se arredró en modo alguno y continuó atacando, como si de un equipo no entrenado por Simeone se tratara. Un fenomenal disparo de Correa que acabó en el larguero ruso fue una perfecta demostración de esa nueva cara del conjunto rojiblanco.
En el descanso, Saúl, que regresó al once después de un mes ausente, se quedó en el vestuario. Y salió Koke, que estuvo muy bien en esa segunda parte. Y ahí comenzó la mejor media hora del Atlético en meses, por no decir años. Con la presión altísima, los atléticos recuperaban todos los balones nada más perderlos, pero lo mejor era que terminaban todas las jugadas.
Esos buenísimos minutos estuvieron comandados por Koke y por un magnífico Joao Félix, que continúa viviendo un idilio con el balón. Un estupendo disparo del portugués fue respondido con una buena mano de Guilherme, Luis Suárez no acertó a rematar a puerta un centro-chut de Joao y el árbitro anuló, por fuera de juego que sí era, un gol del uruguayo tras otro balón al palo. Total, un asedio del que cualquier aficionado del Atlético estará orgulloso.
Salieron Vitolo, que más tarde se lesionaría, y Lemar, y el ritmo bajó un escalón, aunque el Atleti nunca rechazó su papel de equipo grande y su idea de ganar fuera de casa en Champions. El partido podía haber concluida perfectamente 1-4, pero concluyó con un empate a uno que no hizo justicia, pero dejó a los seguidores rojiblancos con ganas de que llegue el fin de semana y volver a ver a su equipo.