Shakhtar 2 – 0 Real Madrid: Un diván para el Madrid
El Madrid tiene los octavos de Champions en el alambre. Aunque visto lo visto, casi mejor que no le sigan pintando la cara por Europa.
El Madrid está chiflado. O se lo hace. O le han puesto una camisa de fuerza y un embudo y se lo ha creído. El trece veces campeón de Europa hizo un partido ridículo ante el Shakhtar en Kiev, perdió 2-0, puso los octavos de Champions en situación comprometidísima y volvió a dejarse un enorme jirón de prestigio internacional con una actuación pésima. Esto se parece poco, muy poco, al Real Madrid, y cada vez quedan menos excusas.
El Madrid debería pasar unos cuantos días, el próximo parón de selecciones mismamente, en el diván del psicoanalista, aunque bien pensado también le serviría para dormitar un rato. Es el equipo más raruno del mundo, capaz de autodestruírse sin saber muy bien por qué, pero sí cómo.
El Madrid salta al campo: hay actitud (Odegaard casi comete falta antes de empezar el partido porque por sus ansias de presionar se metió en campo rival para achuchar al contrario antes de que el balón empezara a rodar), hay velocidad de balón, hay asociaciones. No hay gol, pero eso ya se sabe. Como no hay gol, las situaciones claras no acaban en la red y tampoco aparecen muchas. Un remate de Asensio al palo a los cinco minutos avisaba de que el Madrid quería ganar el partido.
La superioridad es aplastante. El Shakhtar solo puede defenderse y, cuando tiene el balón, lo pierde sin hacer daño. Algunas veces, incluso, de forma casi cómica en las inmediaciones de su área. Pero el Madrid no marca. El balón comienza a circular cada vez más lento: Kroos para aquí, con un porcentaje de acierto bárbaro; Modric para allá, el tío no pierde una; Odegaard es un metrónomo, qué barbaridad que no regala ni un balón.
Pero no hay ataque, nadie abastece a los delanteros. El portero ucraniano vive en una hamaca salvo, ay, en otro remate de Asensio que sacó de un buen manotazo. Y se acabó el primer tiempo: hay legañas, bostezos, sopor. El Real Madrid aburre a los espectadores… y acaba por aburrirse a sí mismo, así que si hay algún infortunio le cuesta un mundo levantarse de la cama, con lo bien que se está arropadito.
Porque salió al segundo tiempo envuelto en una bata de guatiné, colocándose la dentadura postiza y arrastrando las babuchas: un remate de Mendy desde la frontal del área pequeña acabó… en fuera de banda, algo intolerable y que denota la falta de tensión del equipo. Y el Shakhtar es limitado, pero no tonto.
Tuvo un par de carreras tras saltar del vestuario en las que pilló al Madrid descolocado y en la tercera, con un grosero error de Varane, Dentinho hizo el 1-0. Otro fallo del central francés, que hizo un partido en el que las sombras fueron mayores que las luces, y cada vez va pasando más a menudo.
Zidane no movió el banquillo hasta el cuarto de hora final: Vinicius, Mariano e Isco entraron al campo, cuando la gasolina parecía agotada, e incluso Isco entró al trote, paseando. El Madrid ya no presionaba de manera coordinada, el equipo estaba muy largo sobre el campo, no había frescura y el Shakhtar vivía muy cómodo. Tanto que el recién entrado Solomon, una pesadilla en Valdebebas, apuntilló el 2-0 con una contra velocísima en la que culminó reventando de un chutazo ante Courtois. El Madrid tiene los octavos de Champions en el alambre. Aunque visto lo visto, casi mejor que no le sigan pintando la cara por Europa.