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Marcelino: Pan, vino, lección a Koeman y Supercopa de España

El Athletic gana (3-2) la Supercopa 6 años después al mismo rival, el Barça de un expulsado Leo Messi y con una nueva demostración de Marcelino en una final que llegó a la prórroga.

Momento en el que Villalibre marca el segundo gol del Athletic Club de Bilbao.

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Solucionada la duda de si Messi jugaría, o no, la final de la Supercopa, Barça y Athletic Club de Bilbao decidieron que ya habían corrido demasiado entre semana para eliminar a la Real y al Madrid, respectivamente. Jugó, finalmente, el argentino, aunque Messi estuvo ausente, salvo un minuto, en toda la primera mitad y en gran parte del encuentro.

La final fue mucho menos atractiva que las dos semifinales. Eso sí, quedó plenamente confirmado, con independencia del resultado final, que Marcelino García Toral es hombre de milagros. Porque el Athletic Club de Bilbao volvió a presionar muy arriba, provocó gran parte de los infinitos errores que, en salida de balón, tuvo el Barcelona, y le discutió la posesión a aquel equipo que, ya hace tiempo, fue el guardián del esférico.

Apenas hubo áreas en la parte inaugural. Solo en dos minutos, pero vaya dos minutos. En el 40, apareció Messi para hacer esa jugada que todos los equipos saben y que casi nadie sabe atajar. Efectivamente, habilitó a Jordi Alba con un pasillo inmenso por la banda izquierda, que devolvió el balón a su colega. El esférico acabó en los pies de Griezmann, que batió sin demasiado problema a Unai Simón.

Koeman lo celebró como quien se quita un enorme peso de encima, pero su celebración quedó pequeña con la que protagonizó Marcelino al siguiente minuto. En el 41, Jordi Alba se comió un desmarque a su espalda de De Marcos, que remató a las mallas el espléndido centro de Williams.

La segunda parte fue igual que los 40 primeros minutos del partido. Hasta el segundo gol de Griezmann, en el 76, no hubo disparos entre los tres palos. Pero fue mejor, al menos a los puntos, el Athletic Club, con un Barça completamente insignificante. El VAR anuló por centímetros un cabezazo de Raúl García que ya había batido a Ter Stegen y Williams mandó fuera un disparo que le cayó a los pies después del único fallo del imperial Araujo. El jovencísimo central uruguayo del Barcelona ha sido la gran confirmación de la Supercopa y tiene pinta de que, cuando Piqué se recupere, le discutirá a Lenglet ser la pareja perfecta del central catalán.

Mientras, el Barça, con Pedri completamente desaparecido, se conformaba con una falta que lanzó Messi desde su casa y que solo estuvo a punto de introducir en el área de Unai Simón porque la barrera se abrió lamentablemente.

La jugada clave llegó en el 76 cuando la mejor jugada del Barça, una combinación entre Jordi Alba y Dembele acabó con un buen gol de Griezmann en el área pequeña. El Athletic fue consciente de lo injusto que era el resultado y de la inmensidad de su despliegue físico y, pese a los cambios que Marcelino introdujo en el campo, el Barcelona pasó a dominar, por fin, con el balón.

Cuando el Barcelona ya celebraba el primer título de la temporada, se empeñó en volver a defender de pena una falta lateral. Centró Muniain, y como ya no estaba Raúl García, fue el barbudo Villalibre en el que batió a bocajarro a Ter Stegen. Era el minuto 90 y todos a la prórroga.

El primer problema para Koeman en la prolongación fue que se había quedado sin dos jugadores de creación y ataque, como Dembele y Pedri, por esos ataques de entrenador amarrategui que suele tener el holandés.


Golazo de Iñaki Williams en el 93

Y ahí, en el minuto 93, llegó Iñaki Williams y mandó callar. Desde la frontal del área mandó un disparo extraordinario que se coló por la escuadra de Ter Stegen. El aleman se estiró todo lo largo que es, pero el golazo lo fue sin remisión alguna.

Al Barça le tocaba remontar con Messi andando, Mingueza, Braithwaite, Pjanic y Riqui Puig que, de apartado del equipo, pasaba a convertirse en un amuleto de la suerte después de su penalti decisivo ante la Real. A Koeman se le vieron todas las costuras y fue superado, en todo momento, por Marcelino. De hecho, si algún equipo pudo haber marcado fue el Athletic con un centro al área, en el 105, que incomprensiblemente, no entró en la portería culé.

Lógicamente, el Barça intentó la heroica en la segunda parte de la prórroga y, en cierta manera, logró encerrar al Athletic en su área, con Araujo haciendo de Ramos, esto es, de delantero centro. Griezmann la tuvo en el 110, pero mandó un empalme franco a lo más alto de las nubes sevillanas.

En el colmo de la impotencia blaugrana y de su horroroso partido, Messi fue expulsado en el último minuto de la prórroga después de agredir a Villalibre. El árbitro recurrió al VAR para certificar la roja, pero para eso está el videoarbitraje. Eso sí, Messi, como su equipo iba ganando, ejem, salió del campo igual que había jugado: andando.

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