Valladolid 0 - Real Madrid 1: Casemiro en el Serengeti
El Real Madrid jugó otro partido plano, pero un gol de Casemiro de cabeza en el segundo tiempo le dio para ganar en Valladolid y aprovechar el tropiezo del Atleti ante el Levante.
Un gol de Casemiro, de cabeza, a la tercera intentona, permitió al Real Madrid reengancharse a la pelea por La Liga (como lo leen) tras ganar 0-1 en Valladolid en otro partido plano de los de Zidane. El empuje del centrocampista brasileño y las perlas del canterano Arribas el rato que jugó destacaron en un Madrid faltó de colmillo, pero que cosechó los tres puntos con un gol a balón parado. LaLiga se aprieta, el Atlético resopla y Casemiro comanda al cocodrilo blanco por el Serengeti.
El Madrid saltó al Nuevo José Zorrilla conociendo el trastazo que se había dado el líder ante el Levante. Pero en vez de salir con sangre en el ojo, el mínimo exigible que se le puede pedir a un jugador del Real Madrid, que tiene que ser más parecido a un cocodrilo cuando avista un ñu en el Serengeti que a un paseante blanco. Pero el equipo de Zidane, ay, volvió a saltar a un partido como si la cosa no fuera con él.
A los siete minutos, Courtois tuvo que desplegar sus alas para proteger su meta de dos zarpazos del Valladolid. No fueron paradas estéticas, ni heterodoxas, pero fueron dos defensas salvadoras, a remates de Orellana y de Janko. El Madrid no conseguía burlar la presión adelantada del equipo local cuando precisamente lo que se esperaba era lo contrario, que los albivioletas, en posiciones de descenso, vivieran un asedio por tierra, mar y aire ante un equipo necesitado de los tres puntos. Pero no.
Es cierto que tras esos dos sustos el Madrid mejoró, tampoco era complicado hacerlo. Kroos y Modric tomaron la manija ayudados por un Vinicius que fue una botella de cava: taponazo desparramante de incio y luego burbujas que se van sin que pase nada de nada. Asensio anduvo desdibujado, Mariano vio cómo le eran anulados dos goles por dos claros fueras de juego y salvo en un remate de cabeza franco de Casemiro, que el brasileño mandó incomprensiblemente arriba, tampoco es que los locales vivieran agobiados. De hecho, el Madrid se fue al descanso sin haber rematado a puerta en todo el primer acto, salvo en los dos goles anulados a su nueve de emergencia.
Es obvio que al Madrid le falta chispa, un cambio de fusibles, un alternador, dos voltios extra. Lo que sea. La solución en el banquillo era medio Castilla, así que a priori la solución parecía obvia: ponerle más ganas y demostrar el peso del escudo. Pero no fue así, porque el Madrid salió al segundo tiempo aún más desnortado que en la primera. El Valladolid volvió a rondar a Courtois, quien tuvo que volver a intervenir a remate de Orellana tras un catastrófico error de un Mendy que cada partido que pasa parece deshacerse como un azucarillo, justo cuando entramos en el tramo decisivo de la temporada.
Pero cuando el Madrid andaba peor, con todos los aficionados viendo que el tren pasaba de largo, apareció Casemiro. Tras el remate de cabeza fallido del primer tiempo y otro similar al comienzo del segundo acto, a la tercera fue la vencida. No es el más estético, quizás no es el más valorado a la hora de vender camisetas, pero su desempeño es fundamental. Porque si hay ñus en el Serengeti, Casemiro es cocodrilo. Centró Kroos y el brasileño, esta vez sí, encontró portería.
El Valladolid lo intentó con más corazón que cabeza, pero los cambios de Zidane (quitó a los inoperantes tres de arriba para meter a Hugo Duro, Isco y Arribas), funcionaron. Sobre todo el último, que quizás no sea aún un cocodrilo con todos sus dientes, pero al menos es un caimán con hambre y ganas de sangre. Quizás la reconstrucción empiece por ahí. Y quizás la Liga, con el Atlético a tres puntos, también pase por él. ¿Por qué no probar? Con dos cocodrilos se caza mejor que con uno…