Test F1: Alonso y Sainz en el reino de Hamilton

Fernando Alonso (Alpine) y Carlos Sainz (Ferrari) comienzan mañana por la mañana (08:00, DAZN F1) los test de pretemporada del Mundial de Fórmula 1, que arrancará en dos semanas.

El asturiano (que no se subirá a su monoplaza hasta el sábado) y el madrileño son dos de las grandes atracciones de esta campaña, que estará marcada, cómo no, por Lewis Hamilton y su imbatible Mercedes AMG W12. En la presentación de las escuderías, los de Stuttgart mostraron un monoplaza hipermusculado en su tapa motor. Es el bólido a batir en la era híbrida, y este año no tiene pinta de que vaya a ser diferente, con Red Bull y Verstappen demasiado tapados y con las artes aerodinámicas de Adrian Newey por primera vez en entredicho.

Lo que sí será diferente serán estos entrenamientos de pretemporada. Primero, porque se abandona Montmeló para recalar en Bahrein. Segundo, por la duración: la reducción de costes impuesta por Liberty Media también repercute en los ensayos, de solo tres días. Día y medio por piloto. Demasiado poco, más aún porque la nueva normativa, que reduce en un diez por ciento la eficiencia aerodinámica, obligará a numerosas pruebas para que los equipos comprueben si los datos obtenidos en los túneles del viento tienen correlación en la pista.

Son los días de la parafina, esa pintura de colores que los ingenieros aplican sobre los monoplazas para averiguar las trayectorias de los flujos de aire.

Una lástima. Si en algo ha mejorado la parrilla desde la temporada pasada hasta esta es en las nuevas libreas de los monoplazas, con algunas realmente atractivas: Alfa Romeo, Alpha Tauri, Alpine… Monoplazas preciosos. En los test no estarán ya las cuatro bajas de la parrilla respecto al curso pasado (Kvyat, Magnussen, Grosjean y Albon) y sí las cuatro novedades: el talentoso japonés Tsunoda (Alpha Tauri), el hijo de Schumi Mick Schumacher y el polémico Mazepin (ambos en Haas).

A ellos se une el regreso de un Alonso que se fue hace dos años y que retorna a la parrilla con un Mundial de Resistencia, dos 24 horas de Le Mans, unas 24 horas de Daytona y las Mil Millas de Seabring en la vitrina donde ya reposaban dos títulos de campeón del mundo de F1. Además, Carlos Sainz cambia McLaren por Ferrari y ahora por fin tiene una máquina que debería poder optar al podio en cada circuito, aunque las primeras carreras serán complicadas para él hasta que sepa desenvolverse en Maranello igual que en Woking.

Ricciardo se baja del Renault (que modifica nombre, Alpine, y color, de amarillo a azul eléctrico) para intentar sonreír desde el papaya McLaren. Checo Pérez suelta el Racing Point para instalarse en Red Bull y Vettel se monta a un Aston Martin (la antigua Racing Point, antes rosa y ahora con la librea mítica pintada en british green racing) tras salir por la puerta de atrás de Ferrari.

Lo que no cambia es lo de siempre. Mercedes aparece como muy superior a todos los demás contrincantes, por mucho que en los test de pretemporada tradicionalmente se esconda y no muestre jamás sus cartas (sería extrañísimo que una Flecha Plateada comandara la tabla de tiempos siquiera un día). Hamilton se encuentra a unas cuantas carreras, 23, de conseguir su octavo entorchado y retirarse tranquilamente para pregonar su discurso social. De todos los demás integrantes de la parrilla, de su ingenio y velocidad, dependerá truncar o no los sueños del británico.