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Los penaltis echan a España tras un brillantísimo partido ante Italia (1-1)

La selección se queda a las puertas de la final después de jugar su mejor partido en el torneo, ser muy superior al rival, pero no poder transformar ese dominio en goles.

Chiesa marcó el único gol de Italia en el partido.

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España ha sido eliminada por Italia en la primera semifinal de la Eurocopa tras el lanzamiento de penaltis. La selección fue muy superior y jugó de manera brillante, pero Dani Olmo, el mejor del partido, y Morata, autor del único gol, no estuvieron acertados desde el punto fatídico.

Luis Enrique sorprendió a todos dejando a Morata en el banquillo de inicio. Lo hizo a conciencia. Pareció querer recordar a esa España sin delantero centro que maravilló durante un lustro al mundo entero. Y en vez del ariete de la Juventus, dio entrada a Dani Olmo, que no se cansó de bajar a recibir al centro del campo y tuvo como locos a los italianos, especialmente en la primera media hora.

Ambos, Dani Olmo y Luis Enrique fueron los mejores de un primer periodo que, por momentos, recordó a aquella loca España de los bajitos que revolucionó el fútbol para siempre.

Es cierto que no estaban ni Xavi, ni Iniesta, ni Cesc, ni Silva, pero quedaba el omnipresente Busquets y ninguno de los anteriormente citados era nada a los 18 años. Y Pedri, sí. Parece mentira que el canario sea casi un menor de edad viendo la categoría, la veteranía y el saber estar con el que juega al fútbol.

Decían algunos que Italia iba a discutir la posesión del balón a España, pero la perdió desde el mismo sorteo de campos. La única pena fue que la selección nacional no tradujo el inmenso dominio, con posesión de la de verdad, vertical y rápida, en goles. Estuvo a punto Oyarzábal, quizá el más gris de la primera parte, cuando no supo controlar un increíble pase de Pedri, que le dejaba solo ante Donnaruma. El portero italiano fue clave para que España no pudiera adelantarse en el marcador al realizar, en el minuto 25, una gran parada a un buen disparo de Dani Olmo.

E Italia, ¿qué? Pues a esperar el fallo. Y el error, claro, llegó. En una salida alocada de Unai Simón que Chiesa, afortunadamente, no vio demasiado rápido. España se salvó en esa y en una de las últimas jugadas de esta primera parte, en la que Insigne, el mejor italiano de largo, dejó a solo al brasileño Emerson, que disparó y el balón fue rechazado por el larguero después de que los dedos de Unai Simón desviaran el esférico.

Fue, sin duda, la mejor primera parte de España en todo lo que va de Eurocopa, con un equipo de autor, Luis Enrique, que dejó en mínimos al equipo que hasta ese momento maravillaba a toda Europa. El problema, el de siempre, la falta de gol, pero ahí el técnico asturiano poco podía hacer.

Sin cambios por ninguno de los dos equipos comenzó la segunda parte. Sí, con un error de Unai Simón que, pudiendo mandar el balón al campo del Tottenham, lo mandó al lateral. Aquello acabó en nada, pero la tradicional flojera defensiva española continuaba.

Busquets protagonizó dos importantes acciones consecutivas. Felix Brych sancionó con amarilla su cuarta falta del encuentro y, en la jugada siguiente, disparó por encima del larguero un gran contragolpe lanzado por Oyarzábal. Eso fue en la ida. En la vuelta, Unai Simón detuvo el lanzamiento de Chiesa desde la frontal del área.


Injusto, pero gol de Chiesa

El cansancio se empezaba a notar y por ello había más oportunidades. España seguía dominando y culminó una hora fantástica de juego, con disparo de Oyarzábal incluido que detuvo Donarumma. Pero en un contragolpe por el lado del siempre frágil Eric García, justo en el minuto 60, Chiesa lanzó un derechazo preciso que se coló a la izquierda de Unai Simón. No era merecido, pero el fútbol no conoce, nunca lo ha hecho, de justicia.

Luis Enrique reaccionó desde el banquillo y apareció Morata en lugar de Ferrán Torres, pero no de delantero centro, sino manteniendo a Dani Olmo, la clave diferencial, en su puesto de falso nueve ayudando al centro del campo. Había tiempo, pero España necesitaba paciencia y, sobre todo, gol.

La tuvo Oyarzábal, que no supo rematar, solo en el centro del área, un estratosférico centro de Koke. Era la tercera ocasión fallada por el guipuzcoano que, claramente, no tuvo su noche. Había sido la ocasión más clara de todo el partido. En la siguiente, Dani Olmo mandó el balón fuera, pero Italia se había encerrado en su área y eso era bueno para la selección española.

Pero los italianos no son mancos y por algo llevan 32 partidos seguidos ganando. Por ejemplo, en una gran contra llevada por Chiesa que acabó Berardi, solo, y lanzando al muñeco en el que se había convertido Unai Simón.

Koke y Oyarzábal se marcharon del equipo y en su lugar salieron Rodri y Gerard Moreno. Luis Enrique proyectaba un 4-2-3-1, con Busquets y Rodri en el medio y Morata de delantero centro. Había que cambiar algo y el técnico asturiano lo hizo. Eso sí, se quedaba con el capitán, que tenía una peligrosa amarilla y mucho juego que cortar en las contras italianas.

Pasaban los minutos y la eficacia española reapareció en el minuto 80, cuando un jugadón que inició Álvaro Morata, acabó con una grandísima pared con Dani Olmo y el gol del delantero madrileño, que no tenía suficientes bocas que callar y las calló todas en un solo segundo. El tanto, ahora sí, hacía justicia y la selección parecía haber tomado el aire que hacía falta para ganar. Gerard Moreno y Morata volvían locos a los defensas italianos, justo cuando Marcos Llorente entró para cubrir un lateral derecho en el que Azpilicueta ya parecía cansado.


Superiores, pero a la prórroga

Los últimos minutos fueron claramente de España, que abrochó un estupendo partido que, sin embargo, se fue a la prórroga. La selección nacional afrontaba su tercera prórroga consecutiva, algo nunca visto en ninguna Eurocopa, con buena dosis de moral y superioridad técnica sobre el césped. Después de 6 partidos, la selección solo había ganado uno en el tiempo reglamentario, pero había vuelto a enganchar a todo un país. Y eso parecía completamente imposible hace tres semanas.

El tiempo extra comenzó con dominio español, pero sin ocasiones. Ahora sí, España se bastaba con el imperial Pedri y un excelente Dani Olmo que, incomprensiblemente, sigue jugando en el Leipzig alemán. De la astucia de este último salió la primera oportunidad española, con una falta al primer palo de Donnaruma, que el ya portero del PSG acabó rechazando tras un barullo en el centro del área. El cancerbero italiano salvó un balón antes de que el esférico conectara con la cabeza de Morata y Llorente, mucho más adelantado que Azpilicueta, la tuvo, pero tampoco marcó.

Acabó la primera parte de la prórroga y lo hizo con un dominio español apabullante, absoluto, insultante, con jugadores italianos que ya no podían con las espinilleras, como el brillante Chiesa, pero con empate en el marcador. Quedaban 15 minutos para que la justicia fuera completa. Nadie en toda la Eurocopa había jugado con la precisión y el talento de la selección de Luis Enrique y los penaltis parecían una cruel amenaza.

Thiago por Busquets fue la penúltima amenaza española al comienzo de la segunda parte de la prórroga y Pau Torres entró por un acalambrado Eric García. Todos los cambios, italianos y españoles, estaban hechos y quedaban 10 minutos para terminar el agónico encuentro. Pero las dos primeras ocasiones fueron, extrañamente, italianas, aunque hubo fortuna, y un ajustado fuera de juego, para evitarlas.

Pasó el minuto 116, el más importante de la historia del fútbol español, y el empate seguía en todo lo alto. Todo parecía indicar que aquello iba a terminar en penaltis, los mismos con los que, en 2008, acabó la maldición española. Y la semifinal se definiría, como en cuartos ante Suiza, por esos penaltis que son, de todo, menos una lotería.


Y llegaron los penaltis

Unai Simón, el héroe del viernes ante Suiza, en una portería. En la otra, el joven Donnaruma, todo un porterazo. Inauguró la serie Locatelli y lo hizo con una estupenda parada de Unai Simón. Dani Olmo, el mejor español del partido, lo mandó por encima del larguero. Los nervios comenzaban a hacer efecto y los porteros se imponían a los lanzadores.

Belotti adelantó a Italia, pese a que Unai Simón acertó la dirección del lanzamiento. Gerard Moreno inauguró la cuenta española poniendo el 1-1 en el marcador. El central de la Juventus Bonucci marcó muy tranquilo y Thiago Alcántara le imitó marcando con confianza. 2-2 en el luminoso. Bernardeschi hizo inútil la acertada estirada de Unai Simón y Álvaro Morata falló el cuarto. Si Jorginho marcaba, Italia estaba en la final y el centrocampista del Chelsea marcó.

Qué cruel es el fútbol, aunque nos guste tanto.