Verstappen gana en el día en que la Fórmula 1 destrozó su imagen
Ganó Verstappen, pero no se corrió ni un centímetro. Unas pocas vueltas, cinco, detrás de un coche de seguridad, repartidas entre casi cuatro interminables horas, y todos para casa.
Cuando Liberty Media compró la Fórmula 1 entre 2016 y 2017 poniendo fin a la era Ecclestone, parecía una buena noticia. Aires nuevos, después de una competición que el pequeño Bernie decidió convertir en exclusiva para ricos durante cuatro décadas. Pero en Spa Francorchamps, Liberty Media ha destrozado la imagen del deporte con un esperpéntico GP de Bélgica.
Ganó Verstappen, pero no se corrió ni un centímetro. Unas pocas vueltas, cinco, detrás de un coche de seguridad, repartidas entre casi cuatro interminables horas, y todos para casa. Un fraude en toda regla.
Como se preveía, la carrera iba a ser en mojado. Y es cierto, había poca poca visibilidad por el spray de agua provocado por el rodar de los monoplazas sobre el trazado belga. Se intentó dar la salida (sin Checo Pérez, accidentado en la vuelta de formación), dos giros tras el safety car, y un interminable parón de tres horas y diecisiete minutos esperando quién sabe qué, porque no iba a parar de llover. No había información, nadie sabía nada. Ni equipos ni espectadores, en el circuito o en la tele. Nada. Absolutamente nada. Un desprecio intolerable.
Los espectadores, calados hasta los huesos, aguantaban estoicamente a lo largo de los siete kilómetros del trazado de Las Ardenas. Unos bailaban la Macarena, otros hacían cucamonas a las cámaras, comisarios jugando a la petanca en una escapatoria. 170 euros la entrada más barata, por poner el asunto en perspectiva. Lando Norris se dormía en su box, Raikkonen parecía un muñeco de cera. Lo que fuera menester durante 197 eternos minutos.
Al fin se decidió dar la salida. Tardaron tanto que a Red Bull le dio tiempo a reparar el coche de Checo, que así podría 'competir'. Claro, que lo hubo fue cualquier cosa, pero no competir. Tres vueltas tras el coche de seguridad. Sin adelantar, como manda la normativa. Y como también refleja ésta, con más de dos vueltas hay clasificación, podium y resultado de carrera. Y por tanto, no hay obligación por parte de los organizadores (léase Liberty) de devolver el importe de las entradas a los espectadores (repetimos: 170€ la más barata).
Así que casi todo acabó como empezó, aunque repartiendo la mitad de puntos en el Mundial porque no se cubrió el 75 por ciento de la distancia de carrera. Ganó Verstappen, segundo fue Russell (el primer podio de su vida) y tercero, Hamilton, por lo que el holandés se sitúa a solo tres del heptacampeón en el Mundial, justo pasado su ecuador. Sainz sumó 0,5 puntos al 'acabar' (sic) décimo y Alonso terminó justo detrás. Pero nadie puede estar contento: la Fórmula 1 destrozó su imagen, Liberty Media la tiró por los suelos y la pisoteó a conciencia. Qué lástima.