Hamilton aprieta el Mundial en la casa de Senna

“Oé, oeoeoé, Senna, Senna”. El vocerío que atronaba desde las gradas del Autódromo José Carlos Pace dejaba bien claro quién es el ídolo en Sao Paulo y en todo Brasil. Al mismo tiempo, Lewis Hamilton, casco con motivos verdeamarelhos, bandera auriverde de Brasil ondeando desde el cockpit de su Mercedes, acababa de culminar una exhibición morrocotuda en el circuito paulista.

Pese a ser sancionado con partir en la última posición en la sprint race del sábado por irregularidades en su DRS, pese a acumular cinco puestos de sanción en la parrilla del domingo por cambiar elementos de su unidad de potencia, el británico logró el triunfo en Interlagos por delante de un marrullero Verstappen y con Bottas tercero. El Mundial se aprieta, catorce puntos de ventaja a favor del holandés con tres pruebas para que el Campeonato eche el telón.

Hamilton tuvo todo en contra desde el principio del Gran Premio, pero cuando su talento natural (igual de descomunal que su extravagancia fuera de las pistas) se alinea con un Mercedes que funciona como un reloj, es un torpedo. Partiendo décimo, apenas tardó doce vueltas en ponerse a la estela de Verstappen, ya en la segunda posición. Todo era esperar el momento, tal vez un undercut que no salió en la primera parada, y que Verstappen para colmo le devolvió en la segunda para poner un poco de tierra de por medio. Mercedes decidió pararle cuando parecía no tocar, pero es que daba igual: la Flecha Plateada pilotada por el heptacampeón británico era un disparo.

Cuando tuvo que sacar el martillo Hamilton superó a Verstappen tras amagarle en la entrada de las eses de Senna, la cimbreante triple curva tras la larguísima recta de meta, provocar un error del holandés y salir mucho más rápido por la Reta Oposta e intentar superarle en la curva cuatro, para encarar la Subida do Lago por delante. A MadMax le saltaron las costuras. Alargó la frenada defendiendo la posición hasta el extremo, tanto que perdió el vértice de la curva, se fue largo y empujó a Hamilton fuera de la pista, mientras él trazaba también cinco metros por fuera del asfalto. De manera increíble, la acción no fue sancionada.

Hamilton no perdió la compostura, Esperó a conocer si iba a haber sanción para el piloto tulipán o no y, cuando se resolvió la situación, volvió a la carga. Le hizo la misma jugada dos veces más. No salió a la primera, sí a la segunda. A partir de ahí, pulverizó al holandés poniendo tierra de por medio y sin pasar apuros para recortar a 14 puntos su desventaja en el Mundial, y porque Red Bull paró al Checo Pérez para que le arrebatara el puntito de la vuelta rápida. Bottas, de nuevo transparente en la salida, acabó tercero.

Por su parte, Carlos Sainz fue sexto, tras Leclerc, en un magnífico fin de semana para Ferrari, que pone tierra de por medio respecto a McLaren por la tercera plaza del Mundial de constructores. Una horrible salida del madrileño, aderezada con un toque con Norris que desllantó el monoplaza del británico, condicionó toda su carrera. Alonso, por su parte, acabó noveno tras devolverle el octavo puesto a su compañero Ocon en la última vuelta.

Los Alpine compitieron de tú a tú con el velocísimo Alpha Tauri de otra vez un magnífico Gasly al optar por una estrategia a una parada y no a dos, ahorrando veinte segundos. Y ni así pudieron con el monoplaza energético, que tiene un pepino made in Honda en su interior. Ese mismo pepino lo lleva Verstappen, que ya sabe que en el país de Senna prefieren a Hamilton, el del Mercedes imbatible en Interlagos. Veremos en Losail (Qatar) la próxima semana. Sí, en Catar: al lado de Brasil y a partir del viernes.