Mad Max-Hamilton: es la guerra
Las actitudes antideportivas y peligrosas sobre la pista de Verstappen dieron la victoria al británico y deja el Mundial igualado a falta de una carrera, el próximo domingo en Abu Dahbi.
Ya era una rivalidad potente, como atestiguan sus diversos incidentes esta temporada. Pero nadie puede dudar de que a partir del GP de Arabia Saudí, en el velocísimo circuito de Jeddah Corniche, esto será la guerra entre Verstappen y Hamilton, para siempre, sin prisioneros. En un Gran Premio en el que el holandés se hizo acreedor de su sobrenombre de Mad (Loco) Max, con actitudes enormemente antideportivas y peligrosas sobre la pista contra su rival, el británico logró la victoria y deja el Mundial igualado a falta de una carrera, el próximo domingo en Abu Dhabi. Bottas le arrebató a Ocon le podio en los últimos cien metros de carrera. Sainz fue séptimo y Alonso, decimotercero.
El Mundial, que parecía igualarse a falta de la última prueba del próximo domingo en Abu Dhabi, dio un giro inesperado en la vuelta diez. Hasta ese momento, Hamilton lideraba con Bottas guardándole las espaldas y Verstappen tercero, sin opciones de adelantar a los Mercedes. Pero Mick Schumacher estampó su Haas contra las Tech Pro de la curva 21. Safety car, los dos Mercedes entraron a cambiar neumáticos para acabar ya la carrera con calma… y Verstappen no paró, por lo que se puso a liderar la prueba pero sin haber hecho el cambio de gomas. Red Bull lanzó los dados y sacó un seis doble. Tras el safety se decretó bandera roja para arreglar las barreras de protección y en el ínterin en la calle de boxes hasta la resalida se pueden cambiar neumáticos. Doble adelantamiento. El Milagro de Jeddah.
La resalida fue un caos. Verstappen, desde el primer puesto, salió fatal. Hamilton lo hizo como un disparo, superó a MadMax y el holandés, en vez de nadar y guardar la ropa, se fue por fuera del circuito para devolverle el adelantamiento a Lewis, con Bottas no llevándose puesto al Red Bull de milagro. Por detrás, Pérez fue embestido por un Leclerc al que arrinconó. Su trompo provocó un accidente entre Russell y Mazepin. Y una nueva bandera roja. En quinientos metros tocaba que los comisarios entraran en acción otra vez después del vuelco que le habían dado a la carrera con la primera bandera roja.
La segunda resalida fue con Ocon en la pole, Hamilton segundo y Verstappen tercero por ese adelantamiento por fuera de la pista a Lewis, dejó una acción memorable del holandés. Calzó neumáticos medios contra los duros del resto de parrilla para salir mejor, y lo hizo. Primero. Hamilton se desembarazó del francés de Alpine y el duelo quedó servido. Entre ciento y la madre de virtual safety cars, llegó el momento en el que los dos se tuvieron que cruzar en pista. Hamilton adelantó a Vestappen, que conservó la posición por fuera de la pista.
Y se armó el lío. Dirección de carrera sancionó a Max con la devolución de la posición. Max no quiso. Y cuando lo quiso hacer, fue a través de un brake testing (frenar de golpe en plena recta cuando tienes un rival detrás que no se espera encontrarse un obstáculo a mucha menor velocidad) sólo para poder coger DRS para la recta siguiente y volver a recuperarla. Hamilton golpeó a Verstappen y se desató la guerra: ese brake testing es lo más antideportivo que se puede realizar en una competición de monoplazas.
Verstappen vio cómo le impusieron cinco segundos de sanción no por esa acción, sino por la primera, por no dejarse adelantar por Hamilton utilizando el exterior de la pista. Y tuvo además que ceder, esta vez sí, el primer puesto a Lewis porque dirección de carrera se lo seguía solicitando. El Mercedes puso pies en polvorosa, el Red Bull se hundió por culpa de esas gomas amarillas que le dieron ventaja en la salida y el Mundial se decidirá en Abu Dhabi. Enfrente de Irán. Mal lugar para una guerra total entre un británico y un holandés.