Real Madrid 2 - Inter 0: Antoñito el fantástico
El equipo blanco cumple el pronóstico y será primero en el bombo de octavos de la Champions después de derrotar al Inter con golazos de Toni Kroos y Marco Asensio.
Misión cumplida y, salvo quince minutos iniciales en que se llevó un meneo, el Real Madrid, con un Kroos, Antoñito, fantástico y autor del primer tanto, cumplió sobradamente su papel de favorito y se impuso sin aspavientos (2-0) pero también sin sobresaltos al Inter, certificando su primer puesto en el Grupo D de la Champions y a la espera de su rival en octavo, al que conocerá el día 13 a las 12:00 horas. PSG y Juventus parecen a priori los rivales más complicados, con la vuelta en casa y ya sin valor doble de los goles en campo contrario.
El Real Madrid vivió una montaña rusa durante el primer tiempo, pero una montaña rusa bastante ordenada. Un primer cuarto de hora donde se llevó un meneo más que importante, otros quince minutos donde tras el gol de Kroos se ajustó defensivamente para dejar de sufrir y un tramo final en el que le devolvió el meneo a los nerazzurri, y donde pudo conseguir un par de goles más. Pero lo mejor es desarrollarlo por actos.
En el comienzo del partido, el 3-5-2 de Inzaghi con Dumfries y Perisic, los laterales largos del equipo lombardo, adelantadísimos, hizo sufrir al Madrid como no se había visto en toda la temporada. Casemiro, Kroos y Modric eran invisibles, arrollados por la presión alta y la intensidad en la presión tras pérdida del conjunto milanés. Mendy y Alaba no se enteraban de por dónde les llegaba Dumfries, y el lateral de los Países Bajos penetraba como cuchillo en mantequilla. Es cierto que Courtois no tuvo que intervenir, pero el balón era nerazzurro y se jugaba en la frontal del área madridista.
Pero en la primera salida madridista, un despiste de Barella, fantástico en el medio pero horrible en esa cobertura, permitió a Kroos controlar, pensar y soltar un zurdado (sí, un zurdazo) que superó a Hamdanovic. Era el minuto 17, y el Inter acusó el golpetazo. El balón siguió siendo suyo, su presión seguía incomodando sobremanera a los blancos, pero habían caído en la trampa madridista. El ritmo se ralentizó, y cuando el ritmo es lento Casemiro, Kroos y Modric crecen hasta recuperar su mejor versión, la de un centro del campo histórico y legendario. Así que, sin ocasiones claras para ningún equipo, el partido se fue igualando porque, ahora sí, los madridistas encontraban resquicios para salir con el balón jugado.
Y el Madrid fue avisando. Primero fue una contra clarísima desperdiciada por un Vinicius que pecó de individualista. Después, con un remate de Jovic (buen partido el suyo: es un ariete diferente a Benzema pero su faena la ejecuta con oficio) al lateral de la red. Más tarde, con otra contra cuatro blancos contra tres nerazzurri que perdió Kroos de manera inverosímil… Y en los tres últimos minutos antes del descanso, el campo se volcó definitivamente sobre la meta de Hamdanovic y ahí Rodrygo estrelló el balón en el poste izquierdo de la meta italiana. El partido había volcado por completo en 45 minutos.
La segunda parte comenzó con susto, con una ocasión clara para Barella, la primera del Inter, pero tras el susto todo volvió a la senda habitual. Kroos sacó la batuta y todo se movía al compás que él dictaba, mientras que Modric intentaba descerrajar el pase de gracia, sin que éste terminara por llegar. Jovic comenzó a conectar con Vinicius, Casemiro dispuso de una ocasión desde la frontal… Y entonces Inzaghi pareció arriar bandera blanca: fuera Brozovic, Dzeko y Calhanoglu, las fichas a la Serie A que el segundo puesto en Champions estaba ya asegurado y el partido estaba con mala cara y ganarlo exigiría un desgaste extraordinario sin saber si habría recompensa final o no. Y para colmo, casi a continuación Barella fue expulsado por un puñetazo VAR a Militao.
El partido estaba listo de papeles. El Bernabéu se entretuvo abucheando a Arturo Vidal, en una de esas tonterías en que algunos gastan sus energías en vez de animar a su equipo, y el Inter trató de capear el temporal. No pudo con el golazo que anotó Asensio, un zambombazo imparable, y demasiado hizo con no irse de vuelta a Milán con la cara colorada porque el vapuleo estaba siendo interesante, con el equipo ya desenganchado y poco intenso, no sólo en inferioridad. La mente estaba puesta ya en sus respectivas Ligas. Y al Madrid le espera el Atlético. Pero con Kroos, Antoñito, en modo fantástico todo siempre es más fácil…