El Atleti no gana ni jugando bien y el Sevilla, único perseguidor del Madrid
El equipo rojiblanco se despide definitivamente de la Liga en diciembre después de que Ocampos marcara el 2-1 definitivo al final de una buena segunda parte del conjunto de Simeone.
El campeón de Liga no reeditará su título. Lo que ya era evidente desde que cayera en el Bernabéu se ha convertido hoy en impepinable después de que el Atlético de Madrid haya caído en Sevilla (2-1), pese a haber merecido ampliamente la victoria.
Lo del Atleti este año va para récord. Negativo, eso sí. El equipo rojiblanco, desde que hace diez años recibiera la visita milagrosa de Simeone, jamás había enlazado tres derrotas. Tras perder frente al Mallorca y en el derbi, en el Pizjuán se rompió la estadística. Jamás el Atleti, otrora el mejor equipo defensivo del campeonato, había encajado 20 goles en una primera vuelta. Aún faltan dos jornadas y ya va por esa cifra. Y lo peor: si se hubiera hecho una encuesta para saber quién era el favorito para hacerse con el campeonato esta temporada, la mayoría hubiera apostado por el vigente campeón que, además de mantener a su plantilla, se había reforzado con De Paul y Griezmann. Y todo está saliendo al revés.
Pero la realidad es cabezota y el Atleti ya solo puede pensar en la Champions y en la Copa. El partido ante el Sevilla empezó con un disparo de Correa desde 45 metros que se fue lamiendo la portería de un adelantado Bono y concluyó con otro de Joao Félix que se estrelló en el travesaño. Entre medias, un imparable golazo de Rakitic en el minuto 7 y un tanto de cabeza de Felipe mediada la primera parte que ponía las lógicas tablas en el marcador.
Pero en la segunda parte, el Atlético mereció mucho más. Salió Joao Félix por Correa y el portugués rayó a buena altura y Simeone quitó a Suárez antes de la hora de juega, con la consabida protesta del goleador portugués. El dominio fue, en ocasiones, avasallador y, pese a no disponer de ocasiones clarísimas, era evidente que, de llegar un gol, sería rojiblanco.
Pero este Sevilla tiene un mérito apabullante. Con siete u ocho bajas de indudable renombre, no le perdió la cara al partido y en el segundo córner consecutivo de que dispuso cuando ya el partido acababa, Ocampos acabó batiendo a Oblak. Por cierto, que el argentino tuvo que ser retirado del campo instantes después del gol con preocupantes síntomas de mareo.