ESdiario

Real Madrid 1 - 0 Liverpool: Los "tarados" de Ancelotti arrasan en Europa

Un gol de Benzema certifica los cuartos de final para el equipo blanco. Este Real Madrid, en Europa, es otra cosa; escucha el himno de la Champions y comienza una bendita locura.

Real Madrid 1 - 0 Liverpool: Los "tarados" de Ancelotti arrasan en Europa

Publicado por
Miguel Queipo de Llano

Creado:

Actualizado:

Este Real Madrid, en Europa, es otra cosa. Son los tarados de Carletto. Un equipo plagado de veteranos que tiene más físico que los rivales más físicos de Europa, los de la Premier. Un equipo que gana por tres goles un partido de una eliminatoria y en vez de contemporizar, te plantea un encuentro de ida y vuelta, duelo de espadas, de caballeros. Un equipo que tiene un Clásico en cuatro días y que en vez de guardar algo de energía, desparrama toda sobre el campo. El Madrid. El catorce veces campeón de Europa. El que ganó (otra vez) al Liverpool (1-0, gol de Benzema). El de los tarados de Carletto.

El madridismo temía que su equipo saliera a contemporizar tras la tunda que le metió al Liverpool en la ida (2-5) y con el Clásico liguero del domingo en el Camp Nou. Pero esos temores quedaron disipados desde el principio. El himno de la Champions es como dos camiones cargados de bricks de Zumosol para Kroos, para Modric, para Benzema. Jugadores veteranos plagados de achaques que escuchan el toniquete de la competición y se transforman en tres velocirráptors que destrozan a su presa.

Kroos se marcó un primer tiempo absolutamente colosal, de esos en los que coge la batuta y marca el compás sin fallar una sola nota. Un jefazo rubio, justo cuando más voces se preguntan acerca de la conveniencia de renovarle, o no. El Madrid se movía compasado a sus órdenes, con Modric apareciendo entre líneas para filtrar pases de esos que llevan, como en el viejo Oeste, el cartel de "WANTED" y la cara del portero rival sobreimpreso, mientras que Benzema sonríe. Y cuando el Gato sonríe, además araña. El resto del equipo también fluía perfumado con el aroma europeo que tan bien sienta por Concha Espina.

El Madrid sólo tuvo un par de momentos malos en ese primer acto. Nada más empezar, en el habitual error de Rüdiger de todos los partidos por ir de sobrado, digno heredero de las 'Canelitadas' de Sergio Ramos, y justo antes del descanso, cuando los de Klopp, que salieron cuatro delanteros, recordaron que se habían dejado la dentadura postiza en la mesilla del hotel, porque hasta entonces no intentaron morder. Pero para eso el Madrid tiene a Courtois, tan largo como una ristra de ajos para Drácula.

Más madera

Entre medias, el partido era absolutamente blanco. El Madrid llegaba a toda pastilla, por tierra, mar y aire. Con Allison salvando a su equipo en varias ocasiones y con Vinicius siendo el mayor tormento posible para Klopp, que no sabía cómo parar al brasileño. Ni siquiera cuando en el segundo tiempo, este grupo que comanda Ancelotti es así, el segundo tiempo se transformó en un correcalles, un partido de ida y vuelta, una ensalada de tiros sobre las dos porterías. Da igual que fuera ganando por tres goles y que lo recomendable fuera nadar y guardar la ropa. Estos muchachos de blanco son así: inexplicables, inescrutables, insondables, incomprensibles. Y ganadores.

El Madrid se puso, con todo ganado, a explorar lo que había dentro de un tanque de gasolina portando tres sopletes encendidos. Así es este equipo. Y la cuestión es que nadie sabe cómo lo hace, pero es muy raro que allí prenda algo y todo salte por los aires. Así, en ese partido de ida y vuelta, logró arrinconar aún más a Allison, Valverde y Camavinga desatados en las transiciones, pero sin tino en la puntería (menos mal que no hacía falta) mientras que Militao y Nacho se convertían en dos dragones impidiendo que cualquier muchachito vestido de rojo osase acercarse a Courtois, partidazo el de los dos.

Pasó lo que tenía que pasar, que el Madrid marcara, casi al final. Lo hizo Benzema, en una jugada en la que se resintió de su dolencia de tobillo. El Madrid ganó y progresó a cuartos de final. El territorio favorito de los tarados de Carletto. Europa tiembla, porque no hay camisa de fuerza que detenga a estos chicos. Rumbo a Estambul.

tracking