Alonso sigue sin lograr la 33 pese a que la lluvia provocó el caos en Mónaco
El asturiano acabó segundo pero no tuvo opciones de ganar la carrera, que se llevó de nuevo Verstappen. Sainz, masacrado por un error de estrategia de Ferrari, acabó octavo
Segundo. Sólo queda un escalón para que la ansiada la 33, la victoria trigésimo tercera de Fernando Alonso en el Mundial de Fórmula 1, sea una realidad. Pero así es imposible. Ni siquiera en un circuito a priori más favorable a su Aston Martin que al intratable Red Bull; ni siquiera con una estrategia más benigna (salir con duras por las medias de su rival); ni siquiera con la aparición de la lluvia en el tramo final de la carrera. Verstappen es inalcanzabe. Ganó de nuevo Max, claro, con Alonso segundo y Esteban Ocon tercero con su Alpine. Sainz, perjudicado por una estretegía digna de Groucho Marx, se hundió hasta el octavo lugar.
La salida era uno de los puntos indicados para el sorpasso de Alonso a Verstappen, esa cierta inconsistencia del holandés en las largadas, pero en Montecarlo no hubo opción. El bicampeón del mundo salió fantásticamente bien pero el otro bicampeón del mundo, también. Así que las posiciones se mantuvieron. El Red Bull era unas tres décimas por vuelta más rápido que el Aston Martin, algo achacable a los diferentes compuestos montados en los monoplazas: más blandas y por tanto rápidas en el monoplaza de Max, más duras y lentas en el de Alonso.
Por detrás, Sainz presionaba desde la cuarta plaza a Ocon, que se defendía como un gato. El madrileño intentó superar en la entrada de la Nueva Chicane al francés, quizás pecando de optimismo, y hubo un ligero contacto que destrozó parte del alerón delantero del Ferrari, pero las primeras posiciones parecían fijas, en Mónaco no adelanta nadie salvo circunstancias excepcionales. Verstappen se distanciaba cada vez más y más de Alonso, Ocon entró a cambiar neumáticos y Ferrari, en un error estratégico clamoroso, detuvo a Sainz, que bramaba por la radio ante el fallo de La Rossa. Volvió a salir tras el francés, claro, cuando tenía pista libre para superarle sobre el asfalto.
Y de repente, comenzó a llover. Un chaparrón primaveral. Primero, unas pocas gotas. Luego, un diluvio de diez minutos que anegó el sinuoso circuito del Principado, convertido en una pista de patinaje nivel experto y en un pequeño caos, aunque todo pasaba por la zona media. A Alonso le pararon para ponerle... otros neumáticos de seco, así que en cuanto dio un giro tuvo que volver a parar para poner intermedios. Sus opciones de ganar la carrera murieron ahí, y suerte tuvo de que tenía la suficiente ventaja como para pese a los dos pasos por garajes mantener la segunda plaza.
Verstappen afianzó aún más su liderato con la parada de Alonso, que se había acercado hasta los 7 segundos, y el resto de la prueba fue un paseo para el holandés, y también para el asturiano, apurado por nadie. Así que el podio fue el mismo que en la salida, con el holandés primero, Alonso segundo y el desafiante Ocon tercero con su Alpine.
Mal Ferrari
Sainz, desquiciado con el error de Ferrari, se fue largo en Mirabaux, apenas tres segundos, y en ese impass le superó medio pelotón, incluyendo su compañero Leclerc. En el cambio a neumáticos de agua, para colmo le tocó esperar tras el monegasco. Carrera para el olvido: salir el cuarto y acabar octavo.