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Otra derrota: este desastre de Madrid no lo arregla ni el fichaje de Mbappé

La Juventus se lleva por delante a los de Ancelotti, sin intensidad, con un sistema de juego arcaico y ofreciendo facilidades defensivas. Vini, Kroos y Camavinga, lo único potable

Vinicius, en el partido ante la Juventus.

Vinicius, en el partido ante la Juventus.

Publicado por
Miguel Queipo de Llano

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No se vayan a engañar con lo que lean y escuchen por ahí de aquellos que tratan de pastorearles. A este Real Madrid no le arregla ni Mbappé, si es que de verdad el francés fuera la tortuga con superpoderes que algunos tratan de vender. No. Este Real Madrid 2023-2024 va dando bastante pena, a veces hasta grimilla, tras cerrar una pretemporada nefasta cayendo derrotado con toda justicia (3-1) ante la Juventus. A una semana larga del arranque de LaLiga, apostar por el equipo blanco se antoja como la opción de un suicida.

El Real Madrid había encajado cinco goles en sus tres encuentros anteriores de la gira americana: dos ante el Milan y tres ante el Barcelona, ninguno ante el United. Así que era lógico pensar que parte de los desaguisados que tiene que arreglar Ancelotti en el equipo vendrían por ahí. Ante la Juventus, sin embargo, los problemas se multiplicaron. La otrora Vecchia Signora es ahora una venerable anciana sentada en una casapuerta de un pueblo blanco viendo las competiciones europeas pasar, porque no le da para mucho más a esta plantilla de Allegri, pero en el minuto uno ya le había metido un garrotazo a Courtois: disparo al poste de McKennie tras pérdida de Modric y el rechazo lo aprovechó Keane para hacer el 1-0 ante una defensa madridista (Lucas-Rudiger-Nacho-Fran) que aún no había saltado al campo.

El transcurrir de los minutos siguió desvelando lo que ya es una verdad a gritos. El 4-4-2 en rombo, un sistema de moda en la segunda mitad de los 90, no es sólo que esté menos de moda que los ricitos del rubio de los Pecos, es que es un sistema anacrónico en el fútbol físico de hoy en día. Que sí, que Bellingham ganará peso en ataque, pero es como poco el mismo que le quitas a Vinicius (que al menos marcó un golazo), pero el equipo luce descuidado: se le pide un sobreesfuerzo físico a los laterales que ahora mismo solo Fran García está en disposición de ofrecer y el reparto de espacios provoca, quién lo iba a decir cuando es el ACB del fútbol, que el rombo degenere en embudo y todo se atasque porque el equipo no se abre con este sistema.

Sólo Kroos, con su orden y desplazamiento, ponía algo de fútbol, porque el trabajo lo ponía de nuevo un Camavinga que está a un empujón pequeño de mejora técnica para ser un centrocampista con trazas de ser histórico. Lo curioso es que el Madrid, con este sistema, tiene una presencia ofensiva tremenda, pero concede tanto en defensa que da la sensación de que haga lo que haga no puede ganar. Vinicius, Rudiger, Camavinga, un posible penalti sobre Vini... Los de Ancelotti lucían desmelenados pero, como ante el Barcelona, sin gol. Eso sí lo podría arreglar Mbappé, claro. Pero no lo que pasa luego.

Porque cada balón perdido es una ocasión manifiesta del adversario, centrocampistas mal ubicados, defensa a verlas venir. El 2-0 llegó cuando Weah fusiló a un Courtois cuyo compañero más cercano debía andar por Fort Apache. Vini tocó a rebato, y el Madrid infartaba en ataque: larguero del brasileño, remate de Bellingham (desaparecido todo el partido), ocasión clarísima de Joselu... y golazo de Vini para el 2-1.

Penalti al limbo

Tras el descanso y el festival de cambios, el Madrid siguió como acostumbra en esta gira: estrellándose contra la madera. Segundo larguero del partido, esta vez en un remate de Valverde. Y la mala suerte arbitral: un penalti a Rodrygo un par de palmos dentro del área lo sacó el árbitro fuera. Ya no estaba Vini sobre el campo, sino Brahim, y el Madrid se fue disluyendo hasta terminar por encajar el tercero sobre el silbatazo final. Vlahovic, 3-1. Ocho goles encajados en cuatro partidos, cinco marcados. Dos triunfos, dos derrotas. La gira americana no la hubiera arreglado sólo Mbappé.

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