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Morata y Simeone deshilachan al Madrid más irreconocible

El técnico argentino, con su planteamiento, y el delantero de la selección, con sus goles, destrozaron a un conjunto blanco desdibujado, perdido y horrible en defensa en el Metropolitano.

El jugador del Real Madrid, Jude Bellingham.

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El Atlético de Madrid trituró a su rival capitalino (3-1, dos de Morata y otro de Griezmann; el gol blanco de Kroos) y siguen vivos en LaLiga, mientras sumen en un mar de dudas a los de Ancelotti, a los que el partido les pasó por encima. No hubo nada que salvar. Nada. Partido más que preocupante del Real Madrid y liderato perdido.

El Madrid fue un guiñapo en el Metropolitano. Fundamentalmente, porque Simeone tenía mucho mejor estudiado cómo afrontar el encuentro y lo demostró desde el silbatazo inicial, machacando a su rival capitalino sin piedad. A los cuatro minutos, un centro de Lino encontró a Alaba y a Fran García pensando en las musarañas y Morata, la ley del ex, cabeceó a placer. El Madrid quedó groggy, con una alineación extrañísima sin Joselu para meter a Kroos y Modric a la vez pero no a Tchouameni.

El Atlético, tan pronto por delante, comenzó a hacer lo que mejor sabe: replegarse y morder. El 4-4-2 de Ancelotti, donde no hay extremos, obliga a los laterales a subir continuamente. Y las contras del Aleti, con Saúl, otro ex, y Lino encontrando espacios, eran demoledoras. Otro centro del primero volvió a coger a la zaga madridista durmiendo, y Griezmann dobló la ventaja para los rojiblancos. Los de Ancelotti parecían un guiñapo atrapado en el plan de partido del Cholo, no había nada que rascar en ningún lugar del campo, con Alaba retratadísimo en cada acción defensiva.

El Madrid encontró la luz a la media hora, después de que Kepa salvara el 3-0 a remate de Saúl. Ancelotti mandó a Kroos situarse como medio centro y de repente, el Madrid se pareció al Madrid. El juego tenía sentido, los de blanco encontraban resquicios en la zaga rojiblanca. Valverde pudo recortar distancias pero el que lo hizo fue el propio Kroos, con un golazo poco antes del descanso. 2-1 y había partido.

Defensa de chiste

O eso parecía. Porque la defensa madridista se encargó de tirar por tierra las esperanzas nada más regresar del vestidor. Otro centro de Saúl, otro desastre colectivo en defensa, otro remate de Morata. 3-1. Y gracias, porque Mario Hermoso, otro ex más, se encontró con el larguero tras córner botado por Griezmann. El Madrid ya tenía a Joselu sobre el campo, y Ancelotti hizo un triple cambio (los dos laterales, Tchouameni por Camavinga) para intentar morder. Pero no había dientes siquiera postizos.

Encima, Ancelotti decidió quitar también a Kroos, así que el Madrid dejó de atacar con sentido. Siempre a merced del Atlético en el tramo final, con más llegadas atléticas que madridistas. Con el liderato y la virginidad en esta temporada perdidas. Ir por detrás del Barcelona en la sexta jornada podía ser algo a tener en cuenta, pero ir por detrás del Girona… Algo debería escocer en los despachos de Valdebebas, porque además perder ante el Atlético es algo que al madridista medio le cabrea. Y mucho. Más aún si su equipo, apolítico desde que los balones son redondos, decide posar con una pancarta de la Agenda 2030 antes de empezar el partido.