Dos goles de Hey Jude dejan al Barcelona sin Satisfaction
El Madrid, horrible durante una hora, remonta el partido ante el Barcelona para llevarse el Clásico con un Bellingham estelar y que finiquitó el encuentro con un tanto en el descuento
El Barcelona, con su , también sufrió la particular brit-manía madridista, otros dos goles de ‘Hey Jude’ Bellingham, los Beatles al rescate, chúpate esa Mick Jagger (que estaba en el palco junto con Ronnie Wood). El Clásico acabó con victoria madridista en el alargue (1-2) con un Barcelona que fue muy superior al Real Madrid durante 60 minutos, pero los de Ancelotti supieron aprovechar lo poquito que generaron porque tienen un depreador en el campo.
Lo llamaban El Clásico de Nueva Generación por eso de que las grandes estrellas que acostumbraban a jugar este partido se han marchado de LaLiga. Pero tampoco fue de tan nueva generación porque el primer acto fue en cierto modo un déjà vu de lo que viene siendo el Madrid de unos años a esta parte: un equipo que sale absolutamente inconsistente a jugar un partido, da igual el rival, y se lleva un zarpazo al poco de empezar (o al poco de saltar del descanso, que hay dos versiones).
En todo un Clásico, ante el Barcelona, con el conocimiento de que los dos partidos entre ambos equipos podrían ser decisivo para conquistar LaLiga dada la diferencia abismal con el resto de equipos, los de Ancelotti, once de gala incluyendo a un inoperante Mendy y no a Camavinga, salieron a Montjuic como si fuera invitados a un palco VIP. Resultado: 1-0 a los siete minutos, gol de Gúndogan aprovechando un error de Tchouameni, y casi 2-0 con un remate al poste de Fermín López, que además ejerció de Gavi y mordió todos los tobillos con aspecto comestible, lo que se espera de cualquier jugador que participa en un partido de estas características.
El Madrid, absolutamente terrible en todos sus jugadores salvo en Carvajal, se libró también de que le señalaran un penalti en contra por un agarrón de Tchouameni (menudo partido el suyo) a Araujo, que podía serlo o no serlo y Gil Manzano decidió que no lo era. Se jugaba a lo que el Barcelona quería, balón al Madrid y contras a la espalda de la zaga blanca, con Joao Felix igual de activo que de desacertado. Eso sí es Clásico de Nueva Generación, los azulgrana ya no son los ayatollahs de la posesión.
Segundo poste... y Bellingham
No comenzó con diferente aspecto el segundo tiempo para los blancos. El Barcelona controlaba todo lo que sucedía sobre el césped, hasta con Xavi manteniendo unos cuantos piques dialécticos con Vinicius. Iñigo Martínez cabeceó al poste nada más comenzar el segundo acto y en la continuación de la jugada, Kepa salvó milagrosamente un remate de Araujo. Aquello podría ir 3-0 tranquilamente, pero la ventaja azulgrana era mínima.
El Madrid, pese a todo, estaba un poco mejor que en el primer tiempo (peor era complicado), pero sufría en exceso porque Joao Cancelo se activó y comenzó a martillear a un Camavinga (reemplazo del lesionado Mendy) que no tenía recursos defensivos suficientes como para frenar al huracán portugués.
Tardó 67 minutos el Madrid en crear una ocasión real de gol, en su segundo remate a portería del partido, un zurriagazo de Tchouameni que despejó Ter Stegen a córner. Hasta entonces, la presencia ofensiva de los de Ancelotti había sido nula, con Rodrygo desaparecido, con Vinicius totalmente eclipsado por Araujo y con Bellingham desesperado con Gavi. Pero a la primera que tuvo el inglés, gol. Remate desde la frontal y el máximo goleador de LaLiga no fallaba en su cita con las redes rivales.
El Barcelona, de repente, se deshizo. El Madrid comenzó a controlar el juego, a acorralar al Barça en su área, Cancelo maniatado cubriendo a Camavinga y no al revés, tanto que Xavi tuvo que cambiar los extremos para meter a Raphinha y a Lamine Yamal. Cada jugada acababa en las inmediaciones del área de Ter Stegen y el Madrid protestaba un derribo de Araujo a Camavinga que se fue al limbo.
En el alargue, volvió a aparecer Bellingham. Más Hey Jude y menos Satisfaction. Recogiendo un centro sin querer casi de Modric, fusilando a Ter Stegen. El chico está bendecido y el Madrid, embalado mientras mira absorto cómo este teenager de Birmingham toca los acordes madridistas mejor que nadie. Qué barbaridad.