San Mamés se ríe del Cholo en el enésimo descalabro de Simeone
El Atlético se lleva un durísimo correctivo de Bilbao (3-0) y se despide de la Copa. Al argentino solamente le queda la remontada ante el Inter para que la temporada no sea un fracaso
Otro batacazo más. 3-0 en San Mamés, ante el Athletic, en la vuelta de las semifinales de Copa que dejaron a su Atlético sin ir a la final de Sevilla. Con la Liga más que perdida (a trece puntos del Real Madrid), con la derrota 5-3 en semifinales de la Supercopa árabe ante los blancos y con la Champions cuesta arriba tras la derrota (1-0) en la ida de los octavos ante el Inter, Simeone puede quedarse sin objetivos en quince días.
La deblace atlética fue de tal calado que el público de San Mamés, que normalmente no acostumbra a viralizarse por ser sarcástica con los adversarios, le dedicó un multitudinario cántico al argentino, que no se puede decir que haga muchos amigos desde el banquillo. "Que bote Simeone, que bote Simeone", cantó el emblemático estadio bilbaino.
Ha sido una temporada, otra más, de fracaso para el Cholo. Que de vez en cuando gana algo, claro que sí, está en el tercer mejor equipo de España, pero que esta temporada ha sido incapaz de competir hasta el final. Eso sí, la escarapela de haber eliminado al Real Madrid en Copa del Rey la podrá llevar puesta. Un triunfo celebrado por todo lo alto aunque las excusas del argentino tras perder en San Mamés hasta lo empañen a toro pasado.
Mister excusas
Porque Simeone se ha convertido en un Xavi Hernández cualquiera, con lo que era, con el tremendo nivel de exigencia que siempre imponía a sus hombres. Ahora, cualquier cosa sirve como excusa. Tras llevarse un saco de Bilbao, después de un partido enturbiado por unos deleznables incidentes entre ultras de ambos equipos y policía autonómica vasca, el Cholo le quitó hierro al durísimo varapalo.
"Felicitar al rival y nosotros a descansar y pensar en el Betis, que es lo que le importa al club". Debe ser que una vuelta de semifinales de Copa, a un pasito de poder pelear por el undécimo título copero en la historia de la entidad rojiblanca, no importa. Al menos, no puso como excusa la hora, el césped, la luz o cualquier excusa típica made in Xavi.