Vinicius impulsa al Madrid para sobrevivir al vendaval del Bayern
Dos goles del brasileño hacen que los de Ancelotti se lleven un empate (2-2) en la ida de semifinales de Champions después de que los bávaros entraran en trance durante el segundo tiempo
El Madrid sobrevivió a un vendaval que se desató en Múnich. No lo hizo como en Manchester ante el City, encerrado y defendiendo cada centímetro de césped, porque el Bayern es mucho Bayern y cuando aprieta no llega una gota de oxígeno a los pulmones. Pero Vinicius, con dos goles, y Kroos, con un partidazo, aplacaron el huracán bávaro. El Real Madrid arrancó un empate (2-2) y ya ve la final de Londres a tiro.
Fue un partido tal y como se esperaba, entre dos equipos antagónicos por su eterna rivalidad europea pero con dos formas de jugar demasiado parecidas. Dos equipos que cuando tienen que apretar desatan todas las fuerzas de la naturaleza y de las divinidades contra su oponente. Con una verticalidad apabullante, nada de tocar para despistar. Y con una capacidad de presión y de triturar al adversario en transiciones inigualable.
El arranque del partido se ciñó al guión previsto. El Bayern tuvo un primer cuarto de hora demoledor, apabullante, aunque sin ocasiones realmente claras salvo una en la primera jugada de encuentro. El Madrid, agazapado, esperaba asaltar el fortín de los de Tuchel, pero era incapaz de encontrar el balón ante la presión asfixiante de un Bayern con Müller convertido en un perro de presa que impedía al Madrid progresar, también porque Tchouameni comenzó el encuentro excesivamente dubitativo.
Pero si algo distingue al Madrid es que cuanto más dominado está, más certera es su dentellada. Kroos se inventó un pase maravilloso, de escuadra y cartabón, a un desmarque de Vinicius sobre el torpe defensor coreano Kim y el brasileño, ante Neuer, no perdonó el 0-1. El Rey de Europa es un león y no deja pasar ni una.
Con ese tanto, el Madrid mejoró, los hinchas alemanes callados, Kroos convertido en el jefe de todo lo que se cocía sobre el verde. Lunin apenas sufría, y el Madrid parecía mucho más asentado sobre el campo. Con esos mimbres comenzó la segunda mitad, y Neuer tuvo que salvar con una mano prodigiosa un remate parabólico de Kroos tras un jugadón colectivo blanco.
Bayern en ebullición
Pero esa parada pareció la señal para que se desatara un tornado sobre la capital bávara. Sané, descuajaringando a un Mendy que le dio la espalda, se sacó un zurriagazo inapelable para hacer el empate, y apenas cuatro minutos después, Harry Kane marcaba de penalti el 2-1 que ponía el partido muy cuesta arriba para los blancos, más aun cuando Ancelotti, en una decisión controvertida, sacó del campo a Kroos, que estaba siendo el mejor sobre el campo. El Bayern estaba en ebullición, y eso es señal inequívoca de que te puedes ir con un saco a casa.
Pero entró Brahim cuando peor pintaba el partido, y el malagueño es lo que tradicionalmente se ha llamado un polvorillas. Agita. A veces para bien y a veces para mal. El partido estaba para el tercero del Bayern pero su entrada le dio revoluciones al Madrid, que comenzó a llegar de nuevo a la portería de Neuer. El meta bávaro salvó un remate de Vinicius justo antes de que Kim, otra vez él, se llevara puesto a Rodrygo en el área. Vini marcó el penalti, se señaló su nombre en la camiseta y el Madrid respiró. Queda la vuelta, pero este 2-2 sabe a gloria para llegar a la final de Londres.