Increíble: expulsado por pedir que detengan el juego por un infarto en la grada
Un futbolista del Racing Club de Santander vivió uno de los momentos más surrealistas de su carrera al ver la roja por avisar al colegiado de que un hincha estaba sufriendo un infarto.
En los últimos meses se han vivido varios trágicos episodios en las gradas de los estadios españoles en los que a algún aficionado sufría algún infarto o parada cardiorrespiratoria y los partidos, como es obvio, se detenían hasta que se solucionase el problema. Todos, jugadores, hinchas, cuerpo técnico, árbitros, etc. comprendían que era lo correcto y no había prisa para reanudar el choque hasta que, en la mayoría de las veces, los servicios médicos del estadio conseguían salvar la vida del paciente.
Es cierto que en la mayoría de las ocasiones, por no decir todas, esos aficionados que presentan algún problema de salud grave son trasladados a un hospital para intentar salvar su vida o que les realicen otro tipo de pruebas. Por desgracia, algunas veces hay que lamentar el fallecimiento del hincha en cuestión y el fútbol español queda conmocionado, guardándose minutos de silencio en su honor y también se les realizan homenajes por parte de sus clubes.
Pues bien, lamentablemente estamos acostumbrándonos a ver este tipo de escenas durante los partidos y todos entienden que se detengan los partidos, pero ha sido surrealista lo que se ha vivido en el choque que jugaba el Racing de Santander frente al Elche. El árbitro González Esteban decidía expulsar a Íñigo Sainz-Maza porque el futbolista cántabro le pidió al delegado del choque que lo detuviese porque había un aficionado que necesitaba ser atendido en la grada por un paro cardíaco.
Y es que en los últimos minutos del encuentro, cuando el Racing ganaba por 2-1 al Elche, un aficionado de 58 años que estaba sentado en el Fondo Sur de El Sardinero sufría dos paros cardíacos. El médico del conjunto cántabro acudió rápidamente a intentar salvar la vida del hincha. Allí, el doctor, José Fernández Dívar, consiguió reanimarle y posteriormente fue trasladado en ambulancia al hospital, donde informan que se encuentra estable.
Lo más llamativo es que mientras esto ocurría en la grada, el árbitro González Esteban decidía que el partido continuase disputándose, algo totalmente contrario a lo que estamos acostumbrados esta temporada en el fútbol español. Obviamente, los jugadores reclamaron que el encuentro se detuviese por respeto y por el nerviosismo que se estaba viviendo en la grada de El Sardinero.
Expulsión surrealista
El futbolista del Racing, que estaba en el banquillo, Íñigo Sainz-Maza preguntó por qué no se detenía el partido debido a lo que ocurría en la grada. Esta conversación sería en un tono normal, tal y como recogió en el acta el delegado del partido Juan Cantero, pero a pesar de ello González Esteban decidió expulsar al jugador local. El colegiado asegura que le mostró la roja porque después de detener el choque seguía de pie fuera del área técnica.
Desde el Racing también aseguran que en ningún momento su futbolista tomó una actitud agresiva ni de cualquier estilo que podría conllevar a una expulsión. Obviamente, el club cántabro, que acabó ganando 3-1 al Elche, ha anunciado que recurrirá a esa tarjeta porque no comprenden cómo ha podido suceder algo así en el fútbol profesional. "Íñigo estaba preocupado por lo que pasaba en la grada. No entendíamos que el árbitro no parase el juego con un incidente de extrema gravedad. Nadie ha faltado el respeto a nadie, ha sido absurdo lo que hemos vivido. Lo primero es la vida de una persona, no el fútbol", comentó José Alberto, técnico del Racing, tras el choque.