El Madrid disimula, pero se abre el melón Rodrygo antes de la final de Champions
El club blanco no se da por enterado por las polémicas declaraciones del jugador, hablando del club en pasado y que achaca a un lapsus, pero filtra que "aquí está solamente quien quiere"
Las finales de Champions suelen ser partidos sometidos a una semana de alta tensión: preparativos, nervio, el foco centrado en el rival... Pero hay veces que no es así. El Real Madrid, y por ende el madridismo, se ve tan superior al Borussia Dortmund de cara a la final europea de este sábado en el londinense estadio de Wembley que una pequeña gota ha provocado una tormenta que cae sobre el cuadro de mandos que habrá que ver si no cortocircuita el sistema y provoca el estallido de un reactor nuclear.
Todo a cuenta de Rodrygo, y esa entrevista concedida el lunes a DAZN que no será emitida hasta este jueves y cuya promoción ha aprovechado la cadena para sumir en un mar de dudas la continuidad del delantero en el club blanco. El entorno del jugador desmintió categóricamente que Rodrygo quiera irse y achacó el malentendido a un tiempo verbal mal conjugado mientras que el propio futbolista ha tenido que salir a la palestra en redes sociales para echarle la culpa al empedrado y matar al mensajero. Está feliz de estar en el Madrid, dice el jugador.
Pero la marejada de fondo es notoria. El Real Madrid, oficialmente, dice que no hay caso Rodrygo y que las aguas están calmas. Pero cuando los microfonos desaparecen, suena la chicharra del whatsapp y los comentarios comienzan a ser sin 'oficialidad' pero tampoco off-the-record, la cosa cambia. La mar está bravía y las salpicaduras llegan hasta el puente de mando. "Aquí está quien quiere estar", señalan desde la planta noble de las oficinas del club, en la Avenida de las Fuerzas Armadas.
Cien millones y adiós
Esos mensajes además añaden que "si quiere irse y trae una oferta de cien millones de euros, le abrimos las puertas". Es decir, no lo van a regalar. Y esos cien millones, punto de partida, serían negociables. Ya sabe, se lo dijimos ayer, que el Real Madrid tiene presupuestadas, en el presupusto aprobado en Asamblea el pasado mes de noviembre, ventas por valor de 80 millones de euros este verano para cuadrar sus cuentas, o no habría manera de que fuera así.
Rodrygo, pues, voluntaria o involuntariamente, se ha puesto como Leonardo di Caprio con Kate Winslet en la proa del Titanic, mientras las aguas revueltas comienzan a 'mpapparle', y no es que sea una errata, está así escrito a propósito. Con la llegada casi asegurada de Kylian Mbappé y la necesidad de hacer caja, al Real Madrid se le ha abierto una ventana de oportunidad para vender a Rodrygo y quitarse de problemas. Las terminales mediáticas y sociales del club ya han comenzado la labor. Rodrygo está en el centro del circo de tres pistas y la final de Wembley, en segundo plano.