Párking, ruidos y goteras: al Bernabéu solo le falta quedarse embarazado
Los problemas se acumulan en las últimas fechas alrededor del coliseo de La Castellana: a las protestas vecinales se unen ahora unas escandalosas cascadas en los vomitorios tras las lluvias del martes
La reforma del Santiago Bernabéu ha nacido de nalgas, y eso es algo que cada vez queda más evidente: sólo le queda quedarse embarazado. Las obras del coliseo de La Castellana han sido, desde el comienzo, más parecidas al Rosario de la Aurora que a una edificación emblemática, pero en estas últimas fechas todo se ha complicado un poco más. Encima, con presión vecinal y política de por medio.
La tormenta de lluvia y granizo que cayó sobre Madrid el pasado martes 25 de junio ha sido el último episodio. Un usuario en redes sociales llamado @jesusram1902 compartió en sus cuentas un vídeo de los vomitorios del Bernabéu durante la tormenta: en el Iguazú cae menos agua. Un problema de ingeniería que el Real Madrid debe resolver a la mayor brevedad para evitar ser el hazmerreír del mundo del deporte.
Pero no es el único problema estructural del estadio del Real Madrid. La mala insonorización del recinto ha provocado multitud de protestas vecinales, que incluso accedieron a pagar una derrama mensual para abordar al Real Madrid en los tribunales al respecto si no se encontraba solución. La cantidad de conciertos y eventos veraniegos impedían el descanso de los vecinos de la zona, que decidieron tomar cartas en el asunto.
La cosa derivó en la intervención del Ayuntamiento de Madrid, que se sentó con el club blanco y al que consiguió sacar el compromiso de una nueva reforma para evitar el exceso de sonoridad durante los eventos que se celebren en el estadio. Pero esa obra no será gratuita y tendrá que financiarse...
Y para colmo, sin parkings
Pero no podrá ser por los ingresos de los párkings del estadio. Un juzgado de Madrid anuló el contrato de concesión de obra para la construcción y explotación de los aparcamientos del paseo de la Castellana y Padre Damián junto al estadio del Real Madrid al considerar que "no se ajustaban a derecho". Otro revés para la reforma.
A ello hay que añadir otros anteriores. El nuevo estadio no tiene hotel. No hay ni rastro de esos restaurantes de cinco tenedores que habría en el voladizo superior, aunque sí se abrirá una discoteca supervip en las próximas fechas, porque ya está buscando empleados. Demasiados reveses para un estadio cuya ubicación, en el centro de la ciudad, tiene tantos pros como contras.