JJOO PARÍS 2024
Zidane y Rafa Nadal salvan del desastre al aquelarre woke de la ceremonia inaugural
Puro enaltecimiento del mal gusto en el acto deslucido y feo de encendido de la antorcha. El ex futbolista y el tenista le dieron lustre al final. La llama olímpica arde en un globo sobre la capital francesa
Fue deslucida, mucho. No sólo por la lluvia, que jarreó de lo lindo sobre París, pero eso tampoco extraña en una ciudad con un clima que desmerece todo lo demás de la bella capital francesa. En realidad, fue un aquelarre woke, de las nuevas pautas de conducta impuestas a la sociedad. La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de verano París 2024 la salvaron Zinedine Zidane y Rafa Nadal. El Real Madrid al rescate.
Si miran las redes sociales, están repletas de memes sobre el acto. Más allá de que tener a los deportistas de las 206 delegaciones presentes encerrados en 85 embarcaciones de distintos tamaños sobre el Sena, sin poder celebrar su presencia en unos Juegos como se merece, es un disparate. Pero peor fue (casi) todo lo demás.
Una extraña mezcla de homenaje al colectivo LGTBIQ+, con diosecillos azules vestidos con diminutos tangas; transexuales representando de manera bochornosa La Última Cena de Leonardo da Vinci; drag queens bailando con niños sobre un escenario; la decapitación de María Antonieta... Un 'espectáculo' de cuatro horas que en su primer tramo sólo se salvó por la actuación de la siempre deslumbrante Lady Gaga y, por supuesto, porque durante un rato los deportistas fueron los protagonistas, aunque fuera encerrados en embarcaciones sobre el Sena.
Llegó el turno de los discursos, de la solemnidad, hasta que aparecieron los últimos relevistas. Entre ellos, Zinedine Zidane y Rafa Nadal. El francés fue el encargado de darle a un entonces imberbe tenista balear su primera Copa de los Mosqueteros cuando ganó el primero de sus catorce Roland Garros. Otra vez en París, Zizou le dio a Rafa, a nuestro Rafa, el relevo de la antorcha olímpica. Una imagen para la historia.
Luego apareció (reapareció) Celine Dion cantando 'L'Hymne à l'amour' en el balcón de la Torre Eiffel, y la ceremonia acabó con caballos de metal, la bandera olímpica colgada del revés (menudo fallo de la organización) y el encendido del pebetero tras varios relevos entre deportistas y paralímpicos franceses. La llama olímpica prende en un globo sobre París. Menos mal que empieza ya el deporte.