Alcaraz no puede con Djokovic en una final de altísimo nivel y se queda con la plata

Fueron casi tres horas de lucha. Dos sets jugados por dos titanes que no dieron su brazo a torcer en ningún momento. Novak Djokovic y Carlitos Nadal ofrecieron una oda al tenis en los Juegos olímpicos. Ganó el serbio porque solo puede ganar uno, pero el oro lo merecieron los dos.

Fue un partido apoteósico, de los que hacen afición que dirían los clásicos. Djokovic dio hasta el último gramo de su inmenso talento en conseguir el único título que le faltaba en su palmarés, el palmarés del tenista más grande de todos los tiempos, desde hoy un poco más. Por eso se rompió tras el triunfo, llorando como un niño.

El partido se decidió en dos sets decididos en sendos tie breaks, 7.6 (3) y 7-6 (2). El murciano Alcaraz regresará a casa con una plata en su primeros Juegos y no puede reprocharse nada: jugó a un altísimo nivel. Pero Nole sabía que era el último tren para conseguir el oro olímpico. Y la fortuna quiso que los pequeños detalles le favorecieran: su fe, su pelea y su constancia hicieron efecto.

Alcaraz llevó a Djokovic hasta el límite. El mismo que no logró superar en sus cuatro presencias olímpicas anteriores. Para Nole, París eran sus quintos Juegos. Y los últimos. Un ahora o nunca. Caer ante el mejor tenista de todos los tiempos no es una deshonra: Alcaraz tiene ante sí la complicadísima misión de intentar superar las hazañas del serbio. Madera tiene de sobra para ello. De momento, lo hará con una plata olímpica en el bolsillo. Felicidades, Carlitos.