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Eder Militao, antes del partido ante Las PalmasAFP7 vía Europa Press

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Hay cosas que no se entienden, y menos aún cuando llevan 24 años en esto del fútbol. El Real Madrid ideó una planificación de la temporada 24-25, la de los siete títulos y los chorrocientos miles de partidos, con sólo dos centrales útiles. Con Nacho en Arabia y Alaba en la enfermería sin fecha exacta de regreso tras su lesión de rodilla del curso pasado, sólo Militao y Rudiger son opciones reales para Ancelotti: Vallejo es poco más que el que saldrá en las fotos de redes sociales en los viajes europeos para alborozo de los madridistas. El Madrid se descose por el centro.

Ha llegado el primer parón de selecciones y la planificación ha saltado por los aires. ¿Quién podría pensar que un central se podría lesionar? Pues ha pasado, como era lógico intuir. Militao ha sufrido una dolencia muscular con Brasil y será baja como mínimo un partido, el de la Real Sociedad. A Ancelotti se le arquea la ceja como si fuera un 'plátano' de Beckham: le quedan sanos Rudiger (que arrastra molestias físicas desde hace varios años, debido a una artrosis prematura en rodillas y tobillos)... y Vallejo.

Así que, como el curso pasado, Ancelotti tendrá que tirar de Tchouameni, el futbolista con menos gracia que ha pasado por el Real Madrid desde Pablo García, para apuntalar el eje de la zaga, aunque ello conlleve... desguazar el centro del campo, ya de por sí cogido con pinzas por el empeño en no cubrir el agujero negro que dejó la retirada de Toni Kroos y con Camavinga y Ceballos lesionados. Lo mismo el frustrado Arda Guler encuentra acomodo en el once de Carletto ejerciendo de centrojás, que es como llaman los argentinos al medio centro del equipo,

En cualquier caso, lo que deja claro lo que pasará en este parón y hasta el partido ante la Real es la nula planificación deportiva del club: en los despachos se empeñaron en satisfacer el sueño húmedo de Mbappé y fiaron el resto a la llegada de Leny Yoro, un joven central francés que prefirió irse al Manchester United (para lesionarse allí, pero eso es otra historia) y la irrupción volcánica del chavalín Joan Martínez (¿pero nadie le había visto el curso pasado? ¿por qué no le dieron minutos ya entonces?), que también se ha lesionado de larga duración.

Sin un capo di tutti capi en el centro del campo; sin centrocampistas con buen pie para filtrar pases a la excelsa delantera blanca (porque Modric está para sopitas y hacer punto de cruz); sin defensas centrales para emergencias... Siete títulos, chorrocientos miles de partidos. Más difícil todavía. Luego que si entrenar al Real Madrid es sencillo, pensará Carletto. Eligió mala temporada para dejar de comer chicles.