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Hugo Mallo es condenado por agresión sexual al tocarle los pechos a una periquita

El futbolista, actual jugador del Aris de Salónica, tendrá que pagar 7.000 euros de multa después de tocarle los pechos a una trabajadora del Espanyol que iba disfrazada como la mascota del equipo

Hugo Mallo, en un partido con el Celta

Hugo Mallo, en un partido con el CeltaRicardo Larreina

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Sandra Sánchez

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El futbolista Hugo Mallo ha sido declarado culpable de abuso sexual tras ser acusado de tocar los pechos de una mujer que trabajaba para el Espanyol, durante un incidente ocurrido en los momentos previos de un Espanyol-Celta jugado en Cornellá en 2019. La víctima, que trabajaba disfrazada como la mascota del equipo, denunció que Mallo la agredió sexualmente en los prolegómenos del partido.

El Juzgado de lo Penal nº 19 de Barcelona ha concluido que "con la intención de satisfacer su ánimo libidinoso y de menoscabar la indemnidad sexual de la mujer, le metió las manos por debajo del disfraz y le tocó los pechos", lo que obligó a la mujer a "retroceder y apartar al acusado con la mano derecha". Por tanto, ha sentenciado al jugador a una pena de 20 meses de prisión que no deberá cumplir, a multa económica (6.000 euros por abusos sexuales y una indemnización de otros 1.000 euros por daños morales) y a no acercarse a la víctima durante un año. La defensa del futbolista ha anunciado que recurrirá la sentencia, argumentando que no hubo intención sexual en el gesto, y el propio jugador ha publicado un comunicado negando los hechos por los que ha sido condenado.

Durante el juicio, la defensa de Mallo sostuvo que el incidente fue malinterpretado y que no hubo contacto sexual. Sin embargo, la declaración de la víctima y los testigos presenciales, quienes corroboraron la versión de la mujer, fueron determinantes para que el Tribunal dictara la condena.

La conducta de los deportistas

El caso ha causado conmoción en el ámbito deportivo español, generando debate sobre la conducta de los deportistas ya no solo fuera del terreno de juego. Organizaciones feministas han expresado su apoyo a la víctima, subrayando la importancia de que estos casos sean denunciados y juzgados para evitar la impunidad.

El incidente ha reavivado el debate sobre los límites del comportamiento aceptable entre figuras públicas y empleados en el entorno deportivo. Con la apelación en marcha, se espera que el caso continúe siendo objeto de atención mediática en los próximos meses.

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