Vinicius rescata a un Real Madrid que se paseó 82 minutos por el abismo europeo
El brasileño le cambia la cara a los de Ancelotti, que perdían 0-2 tras una primera parte deplorable que les dejaba muy tocados en Champions, y con una actuación memorable y tres goles fulmina al BvB: 5-2
Cuando al descanso en el Bernabéu el marcador 360º señalaba un 0-2 a favor del Borussia Dortmund ante el Real Madrid, no había ni un solo madridista, ni uno, mínimamente orgulloso del juego desplegado por su equipo. Era imposible empatizar con los de Ancelotti. Pero tras el refrigerio en vestuarios, Vinicius apareció disfrazado de superhéroe para cargarse el equipo a las espaldas, activar de una manera formidable a los suyos y, tras 45 minutos memorables rubricados con un hat-trick, dejar la victoria en casa evitando un sofoco igual de innecesario que de terrorífico: 5-2, los dos últimos del que dicen que será el próximo Balón de Oro, el mejor jugador del mundo.
Lo del primer tiempo fue de película de terror, de esas de adolescentes cortadas en rebanadas de dos dedos por parte de un ser maligno. El ser maligno era el Dortmund, que tampoco tuvo que hacer gran cosa. El Real Madrid salió con el pijama y no con el uniforme, y eso permitió a los alemanes aprovechar dos de las cabezaditas de los de Ancelotti (sin Camavinga ni Tchouameni de inicio) para dejar al Bernabéu helado.
El resultado era catastrófico. Y, sinceramente, poca gente era consciente de ello. En este formato de liguilla que se ha inventado la UEFA, es inviable clasificarse para octavos de final (entre los ocho primeros) con dos derrotas. El Madrid ya llevaba en sus alforjas el ridículo de Lille, así que otro varapalo, el de los alemanes, lo mismo les condenaba a tener que jugar no sólo los dieciseisavos de final de la ronda extra, sino que a lo mejor tendría que ser incluso con el partido de vuelta fuera: queda visitar al Liverpool y al Atalanta, palabras mayores.
Pero mientras el variopinto respetable que acude ahora al fútbol se zampaba el bocata del descanso sin sentir ni padecer, el vestuario del Real Madrid debió ser un polvorín. Porque los de Ancelotti saltaron al campo tras el descanso como si se hubieran comido un puñado de guindillas, encendidos, hiperactivos, hiperventilados, extramotivados.
Y este equipo, aunque Mbappé y Bellingham anden tan desubicados que parecen sus primos de Murcia y no las grandes estrellas francesa e inglesa del fútbol de hoy, cuando se hiperventila es imparable. Sobre todo, si la respiración agitada le llega a un Vinicius que ejerciendo de polvorillas se echó el equipo a las espaldas para culminar no sólo una remontada, sino una goleada atroz y merecida tras el terror inicial.
El Dortmund sólo se rindió al final
No fue fácil. Que nadie le quite mérito al Dortmund. El Madrid con goles de Rüdiger y Vini había tardado sólo 16 minutos en igualar el resultado. Y resistió como gato panza arriba, incluso disponiendo de ocasiones, hasta el minuto 82. Ahí Lucas Vázquez puso por delante a los blancos y entonces sí, los amarillos se desplomaron como un fardo sobre el césped retráctil del remodelado Bernabéu.
Y ahí Vinicius sacó toda su furia. Cabalgada solo contra todos por el costado izquierdo y golazo imperial recortando hacia fuera. Y siete minutos despues, cabalgada solo contra todos por el costado izquierdo y golazo imperial recortando hacia dentro. Pim, pam. Vinicius en estado puro. El próximo Balón de Oro. 5-2 y a pensar en el Clásico del sábado.