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El Barcelona da un concierto en el Bernabéu y Flick arrasa el planteamiento de Ancelotti

El equipo azulgrana se da un festín a costa de un paupérrimo Real Madrid: dibujo nefasto, falto de chispa, sin tino. Entre Lewandowski (dos), Lamine y Raphina firman un 0-4 para los de la Ciudad Condal

Robert Lewandowski celebra uno de sus goles al Real Madrid

Robert Lewandowski celebra uno de sus goles al Real MadridOscar J Barroso

Publicado por
Miguel Queipo de Llano

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Decían que los segundos tiempos son los que se le dan bien al Real Madrid, tras Ancelottina al descanso. Pero en esta ocasión no fue así. Pero ni por asomo. Un Barcelona formidable, de colmillo afilado y que sabe perfectamente a lo que juega, dio un recital en el Bernabéu (0-4) que ni Taylor Swift y Karol G juntas. Un concierto en toda regla, y eso que dicen que hasta marzo no hay ninguno en el coliseo blanco.

Un 0-4 inapelable, porque el Madrid adoleció de falta de pegada cuando pudo hacer daño y el Barcelona, sin embargo, mordió cuando tuvo que hacerlo e incluso se fue perdonando dos o tres más que podrían haber resuelto una humillación histórica en el eventódromo sin eventos. Lewandowski, en dos ocasiones, Lamine Yamal y Raphinha martirizaron a la parroquia blanca y a un equipo que apesta a cambio de ciclo.

Y eso que en la primera parte no se podía prever que iba a suceder lo que sucedió. El partido inició siendo de toma y daca, de ida y vuelta, con poco tikitaka en el centro del campo y mucho juego directo, pero con el único medio centro real del partido, Casadó, poniendo sus imberbes galones sobre el tablero.

El Madrid se desesperaba porque las seis primeras veces que consiguió llevarle el balón a Mbappé, éste estaba en fuera de juego. Cuando logró remendar sus problemas de orientación especial, sólo fue capaz de estrellarse contra el muñeco. Este Mbappé no se parece en nada, en absolutamente nada, al Mbappé del que se enamoró Florentino.

El Madrid tiene una montaña por escalar esta temporada: sin Kroos, pero con Mendy, Tchouaemi y este Mbappé todo se hace realmente complicado. El Barça, sin embargo, parece Pogacar cuesta abajo con bici nueva. Todo lo que hace Flick funciona. La apuesta por un Raphinha que parecía desahuciado, los canteranos que rinden como veteranos de 28 años, Lewandowski con un lifting goleador inapelable y Lamine Yamal recordando a... al Mbappé de sus inicios. 

No merece demasiado la pena hacer una crónica al uso. Las sensaciones son las que son. El Real Madrid no pita, Ancelotti no da con la tecla con esta plantilla tan descompensada que le han puesto entre manos y mientras, a Flick le sale todo: puede poner a Ter Stegen lesionado de nueve y ahora mismo te marcaría tres goles por partido. Los vasos comunicantes: cuando el Madrid funciona el Barça se hunde... y al revés. Ahora le toca al Barcelona sonreír. Motivos tiene para ellos tras su concierto en el Bernabéu.

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