Villar-Mir rompe el silencio de cortesía y carga contra Ruiz-Mateo
Ni un día de tranquilidad pudo disfrutar el polémico empresario tras su muerte. Todavía de cuerpo yacente, su hija "secreta" movió ficha rápidamente para reservar su parte del pastel.
Poco le ha durado el descanse en paz a José María Ruiz-Mateos. Escasas horas después de su fallecimiento le llegaban los primeros "rejonazos" póstumos a la espera de que este martes sea enterrado en Rota.
Y es que su polémica trayectoria empresarial le valió no pocas enemistades y, a pesar de que este lunes la tónica fue el silencio y los pésames, hubo quien se saltó la ley no escrita y arremetió contra los modos del hombre que se hizo famoso, entre otras muchas cosas, por intentar agredir al exministro de Economía Miguel Boyer al grito de "¡que te pego, leche!". Casualidades de la vida, este mismo lunes también fallecía la primera esposa de Boyer, Elena Arnedo.
Mientras los principales empresarios evitaban pronunciarse y se limitaban a lanzar mensajes de apoyo a la familia, el presidente del Grupo OHL Juan Miguel Villar-Miraprovechó para saldar viejas cuentas y tras reconocer su carácter emprendedor, criticó la gestión que llevó a cabo al frente de diferentes sociedades.
Villar Mir destacó el impulso empresarial que tenía el fundador de Rumasa pero valoró de forma negativa la poca solvencia financiera que en general daba a las estructuras de las empresas que adquiría. Lamentó su muerte, sí, pero "como lamentaría la de cualquier otra persona".
Su actitud fue más llamativa aún en tanto en cuanto el presidente de la CEOE, Joan Rosell, y el presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet,evitaron valoraciones negativas alegando que "hay que dejar que descanse en paz".
Claro que Villar-Mir no fue el único al que le faltó tiempo para echarse sobre el cadáver de Ruiz-Mateos porque su presunta "hija secreta" movió ficha rápidamente. De hecho,Adela Montesdeoca, la joven americana que reclama ser su hija número 14 se apresuró a hacer un exhorto a través de su abogada, Teresa Bueyes, para que se le practicara al cuerpo yacente del empresario la prueba del ADN para demostrar una paternidad que él nunca reconoció. De ahí su empeño por evitar la incineración a toda costa, según El Mundo, hay en juego una herencia mil millonaria que cifra en "cinco mil millones de euros repartidos por ahí".