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Las turbulencias políticas se agudizan en lo que queda de año

El devenir político en España, la reforma constitucional en Italia, las consecuencias del Brexit y las elecciones presidenciales en EE.UU auguran un final de año lleno de sobresaltos.

Las turbulencias políticas se agudizan en lo que queda de año

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Después de que la nave de la economía europea haya cruzado las procelosas aguas del Brexit con mucho mejor resultado del esperado (algunos hablaban ya de un crack como el del 2008), a la eurozona y a la economía mundial en general le espera una segunda mitad del año que promete ser aún más agitada que todo lo generado por el referéndum británico. Primero de todo está la situación política en España que, en principio debería estar resuelta tras este verano, pero luego llega la aprobación de una reforma constitucional en una Italia en absoluto menos convulsa políticamente que España. Y, por último, unas elecciones presidenciales en EEUU en las que el fantasma de una posible victoria de Trump planea, cada vez más, cerca del suelo raso.

Para empezar, en el foco de la eurozona y los mercados internacionales está la formación de gobierno en España, que ya está en su séptimo mes sin gobierno tras la primera celebración de las elecciones del pasado 20 de diciembre de 2015. Los segundos comicios celebrados en junio dejaron un panorama claramente más favorecedor al Partido Popular, sin duda la solución favorita tanto para los regidores de facto de la Unión Europea (Angela Merkel, Mario Draghi o Jean-Claude Juncker) como para las grandes instituciones del mundo financiero, en un mundo que ya pocas veces se preocupa de cual sea la mejor solución para sus habitantes. Pero para que Mariano Rajoy sea nombrado de nuevo presidente necesita una abstención del PSOE que, dicen desde el partido de Pedro Sánchez, no están dispuestos a ofrecer.

Llegados a esta nueva situación de bloqueo en la búsqueda de un gobierno en España, se abren dos vías y la dirección a tomar parece ser responsabilidad de los socialistas: una, la de celebrar terceras elecciones, que pondría de los nervios a muchos en el mundo financiero, y otra, la de girar a la izquierda y buscar el apoyo de los 71 diputados de Unidos Podemos, que probablemente también lo haría.

Probablemente, toda esta incertidumbre en torno al no-gobierno español se iría acumulando en el saco de temas a resolver de la UE, que en los próximos dos años también debe lidiar y dejar solucionado la salida de Gran Bretaña. No es que ninguno de estos dos eventos, aún unidos, vayan a provocar el apocalipsis que muchos se empeñan en pronosticar cada vez que un evento político mayor se acerca. De hecho, tras el susto de los primeros días posteriores al Brexit, la única consecuencia notable fue el descenso de la libra en los mercados de inversión en Forex.

Pero lo que sí es cierto es que dichos movimientos pueden ser determinantes a la hora de construir el futuro horizonte político y social ya no solo de Europa, sino también mundial. Un gobierno popular sería un apoyo más que probable a la hoja de ruta alemana para el futuro europeo, pero un gobierno con PSOE y Unidos Podemos podría crear un polo de poder en el sur junto con los gobiernos italiano, portugués y griego, bajo el control también de gobiernos de izquierdas.

Y es que, en Italia, el gobierno de coalición liderado por el PD de Matteo Renzi se enfrenta a una dificultosa reforma constitucional que quitará gran protagonismo al Senado; todo ello poco después de haber recibido un enorme varapalo a su apoyo en las elecciones municipales de hace menos de dos meses, en gran parte provocado por el ascenso del principal partido de la oposición: el Movimiento 5 Estrellas. Un panorama en el que, algunos analistas apuntan, se hace más que plausible una posible moción de confianza al gobierno de Renzi.

Por su parte, en Estados Unidos, Hillary Clinton, sin duda la candidata preferida por gran parte del establishment, se enfrentará al más que excéntrico magnate republicano Donald Trump en unas eleccions presidenciales que se celebrarán el 8 de noviembre de este año. Y, hay que destacar, la posibilidad de que Trump y su ideología proteccionista asustan a más de uno en Wall Street, que tiene en el libre mercado mundial su principal fuente de ingresos.

En resumen, se espera una segunda mitad de año más que agitada en el plano político internacional. No quiere decir ello que estemos, de nuevo, ante el enésimo abismo de la política y la economía mundial, pero sí que lo que ocurra en estos meses puede definir enormemente el camino que tome la vida política, económica y social de los próximos años.

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