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Bankia, un caso de éxito tras su rescate

Cinco años después de recibir la aportación necesaria para su plan de reestructuración, que era ambicioso, la entidad presidida por Goirigolzarri puede presumir de solvencia y rentabilidad.

Bankia, un caso de éxito tras su rescate

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El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, lo tiene muy claro, el rescate de la entidad en 2012 fue una decisión "positiva para España", y los números parecen darle la razón, estamos ante un banco solvente (el mejor de España), más rentable y más eficiente. En un lustro la entidad financiera ha logrado transformar unas pérdidas de 19.056 millones de euros en un beneficio de 739 millones en el tercer trimestre de 2017 con una rentabilidad del 8,10%, frente al 5,61% de diciembre de 2013. La participación del Estado vale con ello ahora en torno a 7.700 millones de euros.

Goirigolzarri destaca que Bankia es ahora una entidad completamente distinta de la que apeló a la solidaridad y apoyo de todos los contribuyentes. “Con independencia del saldo final que resulte de la completa privatización, el “rescate” a este banco sólo puede entenderse como una decisión positiva para España.

Durante estos cinco complejos años han tomado decisiones difíciles guiados por el único propósito de generar el máximo valor para sus accionistas y el resto de grupos con los que se relacionan", afirma el presidente. Este trabajo, asegura, ha permitido al grupo avanzar en el proceso de devolución de ayudas y, hasta la fecha, se ha generado para el Estado un total de 1.838 millones de euros, sin olvidar, además, los cerca de 5.000 millones de euros que Bankia ha devuelto a preferentistas y accionistas minoritarios.

A pesar de lo mucho que se ha hablado al respecto, el dinero utilizado para sacar a flote a Bankia no benefició a los consejeros, que fueron cesados sin recibir ninguna indemnización. Tampoco fueron rescatados los accionistas, que perdieron todo el capital invertido, ni los empleados, que han visto su plantilla reducida en una tercera parte. Así, el plan de 'rescate' de Bankia se diseñó con el propósito de salvar a los depositantes, que sólo contaban con la protección del Fondo de Garantía de Depósitos.

Si Bankia no hubiera sido rescatada, este fondo hubiese tenido que hacer frente a 60.580 millones de euros de los depositantes de la entidad, prácticamente el triple del dinero público que efectivamente se inyectó (22.424 millones de euros), importe que en aquel momento además no tenía el FGD disponible. Además, la caída hubiese significado también la extinción de más de 21.000 puestos de trabajo con el drama añadido.

La liquidación de un banco del tamaño de Bankia hubiera generado además una gran inestabilidad en todo el sistema por la enorme dificultad de este tipo de operaciones. La liquidación de un banco de estas características supone una enorme pérdida de valor y exige unos niveles de liquidez adicionales que es difícil saber quién los iba a proveer. Por otra parte, el impacto que habría tenido en la economía no es baladí, pues recordemos que hace cinco años la prima de riesgo de España cotizaba por encima de los 600 puntos. "Aunque el descenso no se justifica únicamente por la mejora del sistema bancario, éste fue y sigue siendo clave en su evolución", subraya Goirigolzarri.

"El rescate a Bankia tuvo, por tanto, unos efectos directos en la actividad del propio banco, en la economía española y en sus ciudadanos que deben tenerse en cuenta a la hora de abordar este complejo debate". Garantizar la existencia de Bankia con aquella decisión ha significado mantener el empleo de 13.500 personas, dando continuidad a una actividad que, solo en el último año, ha tenido una contribución al PIB español de más de 4.600 millones. Y ha permitido mantener un competidor en el sector financiero español que sirve a las familias y empresas con una oferta más diversificada y equilibrada para apoyar el crecimiento de nuestra economía.

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