South Summit 2018: el día que Pedro Sánchez se sintió como un pulpo en un garaje
El presidente del Gobierno clausuró la cita sobre el emprendimiento y la innovación, en presencia de María Benjumea, José María Álvarez-Pallete y un buen número de empresarios más.
South Summit es, en boca del presidente del Foro de Davos, el mayor evento de emprendimiento e innovación del mundo y se celebra en Madrid. Este viernes clausuraba sus puertas y a tan magno evento acudió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. A la entrada me encontré a Carlos Espinosa de los Monteros, alto representante para la Marca España, que me recibió asegurando: "Aquí dejan entrar a todo el mundo" a lo que yo le respondí, "espérate media hora y lo comprobarás", pues sé que es amante del humor inglés.
En 30 minutos cruzaba el door step el inquilino de la Moncloa, que volvía a evitar contestar a la prensa de sus múltiples frente abiertos, pero para hacerse el moderno se quitaba la corbata para no desentonar entre tanto innovador.
Por cierto, los asistentes a este evento se centran en proyectos disruptivos con inversores en búsqueda de innovación para la generación de nuevas oportunidades de negocio y corporaciones líderes. Olvídense de los friquis poco aseados que vemos en las convenciones de juegos interactivos o de otras representaciones tecnológicas.
El presidente se quitó la corbata para no desentonar entre tanto innovador desenfadado
Sánchez, que es muy atrevido, quiso establecer paralelismo entre su Gobierno y el mundo de las startup diciendo que la política no debe ser para el corto sino para el medio plazo y hay que establecer acuerdos duraderos con socios estables. Como hace él, en resumen. Sí dijo, ante un selecto público, las medidas que va a adoptar como incentivos fiscales y un marco legal que reconozca la singularidad de las startups, la creación de una red conectada de incubadores y aceleradoras y potenciar los encuentros internacionales como este para conseguir hacer de España una nación emprendedora.
Una loable intención bajo la atenta mirada de la alcaldesa, Manuela Carmena, que dudó cuando salió al escenario si ponerse a bailar como Theresa May pero la brecha de su ceja le desaconsejó movimientos bruscos.
María Benjumea nos demostró a todos que se puede ser un gran empresaria maltratando el idioma de Shakespeare y uno de los premiados, José Lladó, también nos recordó que esto de la innovación no es cosa de jóvenes, sino que la gente de la Transición ya contemplaba estas cosas. Lladó, que fue ministro, embajador y que ya no cumple los 80 es presidente de Técnicas Reunidas.
María Benjumea, junto a Pedro Sánchez y Manuela Carmena
Fuencisla Clemares (un nombre muy segoviano), directora general de Google España y Portugal, demostraba que el empoderamiento de las mujeres es presente y no futuro y que sí que hay féminas al frente de las compañías ahora que todavía no hay cuotas.
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, carece de bis cómica para estar en un escenario pero todo su talento, para suerte de los españoles, se concentra en la gestión de ese monstruo de las telecos que es un auténtico embajador de la Marca España.
Un dineral
Me dice la organización que este evento mueve 175 fondos de inversión con 55.000 millones de dólares en los bolsillos y que se han celebrado 2.500 reuniones de negocio.
Entre los muchos asistentes hemos podido disfrutar un delicioso duelo entre César Alierta, presidente de la Fundación Telefónica, y el periodista Iñaki Gabilondo, o charlas como la de Toni Nadal (el tío de Rafa), el chef Ferrán Adriá (que hay que subtitularle pues no se le entiende nada cuando habla) o Lucía Figar, que está en la división de cohetes del Instituto de Empresa.