El drama de Ábalos, el único ministro de Fomento que no tiene nada que fomentar
El titular de Fomento protagonizó un desayuno informativo en el que, menos de lo suyo, habló de casi todo. Normal, teniendo en cuenta que no tiene presupuesto del que tirar.
José Luis Ábalos es un maestro de escuela (así reza en su CV) cuyo mayor valor es su lealtad al PSOE. Lo digo porque muchas veces cuando habla más parece que esté dando una clase y porque me sorprende que una cartera tan importante como la de Fomento descanse en manos de alguien tan poco conocedor de esta materia.
Con todo, y aquí está la clave, se trata de una de las personas más razonables del Gabinete de Pedro Sánchez. Fomento es un Ministerio netamente de gasto y se me antoja muy complicado explicarles a ustedes cómo se puede sacar adelante nada careciendo de Presupuestos, pero por intención que no quede.
Por eso durante su diatriba se dedicó a decir que en España hay muchos ruido, que falta educación y civismo y que por un lado quieren dinamizar el mercado del alquiler en nuestro país y por otro proteger a los inquilinos para que no sean desahuciados si no pueden pagar.
Ambas realidades son metafísicamente imposibles pues salvo cuatro jetas, la gente dejar de pagar el alquiler porque no le da el dinero para todo y es por ello, por lo que mucha gente no entra a alquilar pues sabe que sacar a los morosos es en España una auténtica odisea. Y seamos francos, el mundo okupa tampoco se le puede perseguir pues hay mucha relación con sus socios de Podemos.
Sí dijo, y Carmen Calvo podía tomar buena nota, que los recursos públicos son limitados por lo que habrá que priorizar qué va antes pero sobre asuntos concretos, qué pasará con los trabajadores de las autopistas de peaje rescatadas, el plan de la llamada Operación Chamartín o las tensiones con Cabify que ya veremos porque todavía no tiene respuesta para casi nada.
Hablar de indulto cuando no se ha juzgado todavía a nadie del procés le parece un disparate, quizá por ello Adriana Lastra no quiso acudir a este desayuno informativo, y también recordó al mundo "indepe" que ningún Gobierno va a aceptar chantajes aunque gracias a ellos y su apoyo parlamentario estén ellos ahora en La Moncloa.
Me sentaron en una mesa en la que solo faltaba acomodar gente encima de las copas, pues como en Madrid no quedan hoteles con capacidad en breve asistiremos a estos encuentros desde el cuarto de las escobas.
No vino Iván Redondo, ese gurú que puede ser de cualquier partido pero ahora ilustra a Pedro Sánchez en las artes comunicativas y electorales. Es justo recordar que se cambió la fecha de este encuentro hace tan solo tres días, por lo que muchas agendas descuajeringaron este evento.
Vi a mi profesor de Economía y hombre socialista pero de orden, Antonio Miguel Carmona, vi a Manuel Pimentel que nunca sé exactamente qué es lo que hace pero siempre está en el enredo que diría Pepe Oneto, vi a a Mario Armero, vicepresidente de Anfac y la cara más visible del enfrentamiento que tiene este Gobierno con la industria de las cuatro ruedas, y a Beatriz Corredor, que levanta pasiones allá donde va.
Manuel Manrique, presidente de Sacyr, escuchaba con atención y asombro las palabras del ministro mientras que Ricardo Martí Fluxá contaba los minutos para salir turbopropulsado de un encuentro tan poco productivo para cualquiera que esperase que hablaran algo de su sector. Menos mal que Martí, que procede de la carrera diplomática, maneja unos tiempos que no son los del resto de los mortales.