La UE y UK cierran un acuerdo para el Brexit en el último minuto
La Unión Europea y el Reino Unido han llegado a un entendimiento in extremis para evitar los riesgos que una salida desordenada y a las bravas conllevaba para ambas partes.
Los negociadores de la Unión Europea y de Reino Unido han llegado en Bruselas a un acuerdo sobre las condiciones de su relación futura para evitar un Brexit ‘duro’ el próximo 31 de diciembre, cuando los británicos dejen de ser parte de Europa tras 47 años de ‘matrimonio’.
El anuncio llega a solo una semana de que Reino Unido abandone definitivamente el Mercado Común y la Unión Aduanera, pero deberá ser aún examinado por los Estados miembros y necesitará de la aprobación del pleno del Parlamento europeo para entrar en vigor. Algo que parece difícil a una semana de terminar 2020.
Tanto la Unión Europea como el Reino Unido examinan vías legales para que el nuevo acuerdo de asociación y comercial pueda ponerse en práctica de manera «provisional» ya desde el 1 de enero para evitar una desconexión desordenada.
Londres y Bruselas iniciaron las negociaciones formales en febrero pero las fuertes diferencias entre ambos apenas permitieron avances hasta hace pocas semanas, cuando la urgencia y el riesgo de una relación entre terceros fijada por las reglas de la OMC aceleraron las conversaciones.
Los equipos negociadores liderados por Michel Barnier (UE) y David Frost (Reino Unido) han logrado cerrar el acuerdo comercial que regulará en los próximos años las relaciones entre el Reino Unido y Europa, sorteando el escollo de la pesca.
Boris Johnson puede intentar convocar a la Cámara de los Comunes el 30 de diciembre, pero antes deberá asegurarse de que tiene de su lado a los diputados euroescépticos, mayoritarios en su partido, el Conservador. Ya ha pedido a sus ministros que le ayuden a “vender un acuerdo” que “respeta la soberanía tanto del Reino Unido como de la UE”.
Está en juego un intercambio de mercancías por valor de más de medio billón de euros al año. El acuerdo evita la aplicación de aranceles y cuotas de importación, lo que facilitará los intercambios comerciales, y ayudará a mantener la integración de las cadenas de producción en sectores como el automovilístico o el aeronáutico.
Se mantendrá una apertura total y recíproca de los mercados, con mecanismos de vigilancia para impedir prácticas desleales y contra la competencia. Las empresas británicas tendrán acceso ilimitado y permanente a un mercado de 450 millones de personas. Y las empresas europeas podrán seguir comerciando con el Reino Unido en las mismas condiciones que en la actualidad, lo que les mantiene abierto un mercado al que destinan el 18% de sus exportaciones extracomunitarias.