El Consejo Asesor, una gran herramienta para superar esta crisis
Especialmente útiles para "startups” y empresas familiares que persiguen la profesionalización de su dirección, estos órganos se multiplicarán exponencialmente los próximos años.
El Consejo Asesor es un órgano informal no regulado compuesto de varios profesionales que sirven de apoyo al gobierno y a la dirección de las organizaciones. Bien definido e implantado, pueden ser un factor de aceleración del crecimiento y de mejora de la competitividad de las empresas. Son hijos de la Nueva Economía, pues nacieron en la década de 1990 en la órbita de las compañías tecnológicas de California y se extendieron rápidamente a otras zonas de ese país y a Europa.
Su contribución al éxito de Silicon Valley fue considerable, cuando no decisiva, al decir de numerosos expertos. Aunque válidos para todo tipo de empresa, hay cuatro a las que les resultan especialmente útiles: las startups; las que aterrizan en un nuevo mercado; las familiares que persiguen la profesionalización de su gobernanza y las grandes empresas que afrontan proyectos concretos que requieren un conocimiento técnico específico y una alta inversión.
Las carreras de ejecutivos y directivos suelen concluir en plena madurez, entre los 50 y 60 años. Estos órganos consultivos se revelan como una salida extraordinaria para ellos, una "segunda carrera", siempre que aporten valor al mercado. Tarea que se puede prolongar mientras tengan posibilidades de ayudar. En los próximos años, explica Alfonso Jiménez de Exec Avenue, saldrán del mercado de trabajo miles de ellos y la sociedad no debería permitir ese desperdicio, menos aún en momentos de cambio, de incertidumbre y crisis como los actuales.
Vamos por detrás, tanto de Estados Unidos como de los países europeos donde hay sectores en los que, prácticamente el 50% de las empresas cuenta con un Consejo Asesor. Aquí ya hubo algunos precursores a finales del XX, pero su gran progresión se ha producido en las dos primeras décadas de este siglo. Su momento de auge está por llegar. Veremos explotar su puesta en marcha y ya no solo en 'startups', sino en otros muchos tipos de empresas, incluyendo las grandes, por lo que las oportunidades para estos perfiles se van a multiplicar.
Y es que el coste es muy inferior al de los Consejos de Administración, ya que en un Consejo Asesor no hay responsabilidad legal. Así, la principal razón por la que se pone en marcha un órgano de este tipo es para enriquecerse con las aportaciones basadas en la experiencia de un grupo de profesionales de gran valor y talento, así como contar con ellos y su red de relaciones a un coste razonable.
Su radio de acción en la mitad de los casos es genérico (estrategia, organización, situación financiera, riesgos, gobierno corporativo, compromisos de sostenibilidad, etc.). Algo así como un Consejo de Administración con voz, pero sin voto y sin responsabilidad, ya que sus opiniones no son vinculantes en ningún caso. La otra mitad pone el foco en algún aspecto como la innovación, la tecnología o la introducción en un nicho concreto. Es por ello que según sus metas se pueden dividir en cuatro tipos: Consultivo, Técnico, Reputacional y Facilitador.