Goirigolzarri dice adiós con la cabeza bien alta gracias a su solvencia
El presidente de Bankia se despide en la última junta con la tranquilidad de haberla convertido en una entidad plenamente solvente y culmina su etapa con la integración en Caixabank.
El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha intervenido este martes 23 de marzo en la duodécima y última junta de accionistas de la entidad en solitario, marcando un punto y final a esta etapa que culmina con su integración con CaixaBank y que provocará que su marca previsiblemente desaparezca este mismo verano.
Goirigolzarri ha recordado el largo recorrido desde que en 2012 iniciara el proyecto, un periodo durante el cual se han atravesado momentos «muy duros». No obstante, ha dicho con «enorme orgullo» que el equipo ha conseguido durante este tiempo lo que muchos dudaban que fuera posible, es decir, convertir a Bankia en un banco sostenible, solvente y con altos índices de satisfacción por la calidad de servicio prestada.
De hecho, ha subrayado que Bankia pasó de ser el principal problema del sector financiero y de estabilidad en España en 2012, a ser un referente dentro del sector y a contribuir de forma decisiva a la mejora socioeconómica del país. También ha alabado a un equipo que tuvo que afrontar momentos «tremendamente duros», cuando era difícil sentir orgullo de pertenencia al proyecto.
Nueva etapa y flexibiliad para adaptarse
Para Goirigolzarri, la aprobación de la fusión con CaixaBank marca el inicio de una nueva etapa para la entidad. Según ha señalado, el calendario del proyecto sigue su curso dentro de los plazos previstos.
El canje de acciones de la fusión Bankia-Caixabank está sujeto a que el próximo viernes 26 de marzo quede consumada la operación, lo que se producirá si antes de dicha fecha se logran obtener las autorizaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y del Ministerio de Asuntos Económicos.
A partir de entonces comenzará la integración real de las dos entidades, que culminará con la integración tecnológica que, en principio, está prevista para finales de 2021. «Iniciamos un nuevo proyecto acompañados por el mejor compañero de viaje que podíamos tener para esta nueva etapa, que es CaixaBank», ha reiterado como en otras ocasiones Goirigolzarri.
En esta línea, aunque ha admitido ser «plenamente consciente» de que el proceso de adaptación de los equipos a corto plazo no será fácil, se ha mostrado convencido de que, en el medio plazo, sus profesionales tendrán acceso a muchas mayores posibilidades de crecimiento en sus carreras.
A su vez, ha hecho una especial mención a los miembros del consejo de administración, actuales y pasados. «A lo largo de todos estos años, los consejeros del banco del que ustedes son propietarios han dado un permanente ejemplo de dedicación, profesionalidad y de profunda independencia, y subrayo la profunda independencia», ha indicado en la junta general.
Por otro lado, el primer ejecutivo de Bankia ha hecho balance del plan estratégico para el periodo 2018-2020, del que ha destacado su «enorme éxito» en la capacidad de generar capital. El plan contemplaba la propuesta de generar 2.500 millones de euros en tres años para distribuirlo a los accionistas. Así, será el nuevo consejo de CaixaBank el que proponga a la junta del grupo resultante el reparto de dividendo, al que tendrán derecho todos los accionistas de Bankia a fecha del reparto, en las mismas condiciones que los de CaixaBank.
Un reparto equilibrado con riesgo mediático
El presidente de Bankia considera que el resultado final del conjunto de posiciones y el peso de directivos de la entidad en el organigrama de la nueva CaixaBank es «razonablemente equilibrado» considerando las dimensiones de ambos grupos.
Goirigolzarri ha explicado que el sistema de valoración de directivos se ha basado, en parte, en más de 2.200 entrevistas realizadas, un complemento que considera «positivo y loable». En cualquier caso, se tendrán en cuenta además otros criterios como la propia historia de cada una de las personas, su formación, sus resultados y sus conocimientos.
Además, han advertido de que con la importante participación del Estado en el nuevo grupo, que será del 16%, no se puede correr el riesgo mediático ni reputacional de crear un clima de conflicto con la plantilla a la hora de negociar el ERE.
A su vez, han insistido en conseguir una verdadera equiparación de las condiciones laborales y armonización de la previsión social entre los trabajadores de Bankia y Caixabank. Los sindicatos han subrayado que lucharán por que esta homologación sea real y no engañosa.
Ante estas advertencias, Goirigolzarri ha asegurado que la posición del banco en la interlocución con los representantes de los trabajadores para el ERE será la de buscar un acuerdo mayoritario, que en la medida de la posible sea por voluntariedad y que la aplicación de los criterios sean absolutamente meritocráticos, independiente de la entidad de procedencia.
«Es cierto que una fusión siempre supone en el corto plazo atravesar por momentos no sencillos, será necesario adaptarse al nuevo proyecto y a las necesidades derivadas del redimensionamiento», ha reconocido el presidente de Bankia, añadiendo que en breve se producirá el cierre de la fusión y se comenzará el proceso de análisis para acometer la reestructuración.
Este mismo espíritu es que el Goirigolzarri pretende que guíe en la búsqueda de armonización de las retribuciones y condiciones laborales. «Encontraremos soluciones acordadas y razonables», ha apostillado.