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La operación Chamartín y Florentino Pérez

La sombra de la púnica y otros asuntos escabrosos se esconden detrás de muchos de los logros del presidente de ACS y del Real Madrid por mucho que Alejandro de Pedro haya negado la mayor.

La operación Chamartín y Florentino Pérez

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Eloísa Sánchez

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Florentino, además de sus gafas, siempre lleva a mano un par de katiuskas y un chubasquero. No, no se trata de unas botas y un impermeable cualquiera. No. Se le puede ver cómodamente instalado en sus ‘aparejos’ cuando protagoniza alguna de sus cenáculos de reservado matritense, cuando habla por teléfono mientras da paseos distraído o cuando a la voz de “ya” lanza órdenes.

¡Qué katiuskas y qué chubasquero! No calan nada. Todo le resbala. Ya puede meterse en el charco más profundo de ponzoña que el constructor sale indemne judicialmente. Ya pueden caerle chuzos de punta que ni una puñeta le golpea el rostro. Y no han sido pocas las ‘tormentas’ que ha sorteado desde se subió a la poltrona del poder.

Este año se cumplen 20 años del primer ‘afair’, o el más sonado entonces, el que le dio fama y que le situó en el mapa. Se trata de la recalificación de terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid. Eran los tiempos en los que Alberto Ruiz-Gallardón le ponía ojitos desde la Puerta del Sol y José María Aznar desde Moncloa.

El nacimiento del nuevo milenio trajo bajo el brazo el cambio de uso deportivo a urbanístico dejando en las manos del entonces flamante capataz del Real Madrid 501,8 millones de euros. Las 14 hectáreas que el franquismo expropio en los 50 en Chamartín y que regaló al Madrid se convertían en un cerro de billetes

Ahí surgió el Madrid de los galácticos. De un mazo de billetes. Zidane, Figo, Beckham o Ronaldo se enfundaron la elástica blanca gracias a nuestras autoridades y los políticos de la oposición que decidieron hacer la ola a la operación. Desde entonces, el palco del Bernabéu tiene tanto realce como los luminosos de Las Vegas, por su fulgor como por la sombra que ofrecen.

Dos décadas después, una densa niebla anilla algunas mañanas a los cinco rascacielos que se han levantado, como un símbolo de lo que hay bajo la alfombra.

Pero tras la sombra del jefe de la ‘central lechera’ hay mucho más que escarbar. No ha habido asunto ponzoñoso en el que no se le haya ocurrido pasear ni hilo en la sombra del que no haya querido tirar. Gürtel, Púnica, Lezo, Castor pasaron de largo sin que le salpicasen judicialmente. ¡Ay, esas katiuskas!

Conviene detenerse en uno de esos asuntos que por chusco, grita a los cuatro vientos la clase de pasta de la que está hecho. En el año 2014 estallaba la denominada ‘operación Púnica’, y entre otros muchos rastros, saltaba el nombre de Alejandro de Pedro. Se trataba de un conseguidor, una persona que apoyado en las redes sociales e internet mejoraba reputacionalmente a dirigentes políticos a través de pagos opacos. Básicamente, le gratificaban esos servicios que hacía para el PP con dinero público, cambiando o inventando el objeto de la contratación. Y, claro, en un asunto tan capitalino no podía faltar Florentino.

Tan hasta la nariz estaba metido en la cuestión que el juez Eloy Velasco le ‘invitó’ a verle. Florentino tenía la lección aprendida de dónde y a quien señalar. Le acusaban de haber pagado a Alejandro de Pedro, en nombre de los populares, 300.000 euros en compensación por servicios hechos al partido político. Velasco desdeñaba un “me extraña todo” al escucharlo negar la mayor en el juzgado.

Eso sí, admitió abiertamente haber pagado ese dinero para la creación de una página web ‘fake’ dirigida a aficionados del Real Madrid. El libelo en cuestión se llamaba diariobernabeu.com. “¿Este contrato no es cobertura de nada?”, le interpeló el juez extrañado de que el Real Madrid contratase a EICO, la empresa reputacional de De Pedro que estaba detrás de la web, una entidad con diez empleados. “No me gusta esa pregunta. Nunca en mi vida he sido vulnerable con nada y nadie”, respondía. De la operación Chamartín a la operación contra Iberdrola

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