La escalada de precios de los carburantes ya afectan a las economías domésticas
La gasolina supera los niveles de antes del descuento de 20 céntimos del Gobierno y ya vale un 21,5% más este año y el gasóleo es un 6,37% más caro.
La llegada del verano lleva implícito todos los años un considerable incremento de los desplazamientos vacacionales por carretera de las familias españolas, además de que se mantienen los viajes que los que siguen trabajando hacen cada día para acudir a sus empleos. El precio de los carburantes inició hace cinco semanas una escalada imparable que está pasando factura a las familias españolas, que se preguntan hasta cuándo durará este continuado incremento de precios y cómo acabará afectando a las economías domésticas muy perjudicadas aún por la inflación.
Antes de las elecciones, en un acto en Valencia, Pedro Sánchez hizo referencia a la necesidad de frenar, en la medida de lo posible, la inflación de los precios y que se continúe conteniendo el gasto en lo que respecta a la gasolina.
Una vez que el 31 de diciembre acabó el descuento de 0,20 céntimos por cada litro de gasolina y de diésel instaurado por el Gobierno, el ahora presidente en funciones se limitó a explicar que se está barajando una prórroga para las ayudas que tienen que ver con el precio del combustible. Sin embargo, nada se sabe sobre quiénes se beneficiarán, si se buscará otra fórmula o se mantendrá la de la postpandemia.
En estos momentos, la gasolina es más cara para el consumidor que hace un año. Entonces, el precio de este carburante era de 1,86 euros por litro repostado, pero, con la bonificación de 20 céntimos por litro, el coste para el consumidor era de 1,66 euros. Es decir, ahora cuesta algo más de un céntimo en comparación con el mismo periodo del año pasado. En el caso del diésel, la brecha se ha reducido en las últimas semanas, pero la diferencia para el bolsillo de los ciudadanos sigue siendo de 10 céntimos, ya que hace un año el litro costaba 1,654 euros con la bonificación aprobada por el Gobierno (1,864 euros por litro sin ella).
En los últimos 35 días que llevamos de verano, los precios de la gasolina y el diésel han ido subiendo sin parar. El diésel, aunque vuelve a estar por debajo de la gasolina, se ha encarecido un 8,8%, pasando de 1,427 euros por litro repostado a 1,552 euros. En el caso de la gasolina, la subida es del 5,3%, ya que en mes y medio ha subido de 1,596 euros por litro repostado a 1,68 euros. En esta tesitura, estamos hablando de precios récord en lo que llevamos de 2023.
Así las cosas, llenar un depósito medio con 55 litros de gasolina supone pagar 92,4 euros, lo que equivale a un incremento de 4,54 euros, sale a 92,4 euros, mientras hacerlo con uno de diésel costaría 85,36 euros, 2,75 euros más que en la última referencia y 6,88 euros más que al principio del verano.
Si nos retraemos a la primera semana de 2023, la gasolina ha dado un salto épico de más del 21,5%, mientras que el diésel se sitúa un 6,37% más caro. Y si se observan los datos de hace un mes, el primer carburante es ahora un 5,4% más caro, y el segundo, un 8,8%.
Previsiones nada halagüeñas
Aunque las previsiones de aquí a final de no son nada halagüeñas, aún estamos lejos de los máximos históricos que alcanzaron en junio de 2022, ya que la gasolina cuesta un 13,4% menos y el gasóleo, un 18,3% menos. Pese a ello, ambos carburantes siguen lejos de los máximos históricos que se registraron en la semana del 26 de junio de 2022, cuando la gasolina se situó en 2,128 euros por litro repostado (1,928 con la bonificación de 20 céntimos que entonces estaba en vigor) y el diésel en 2,1 euros (1,9 euros con la rebaja aprobada por el Gobierno).
A pesar de este incremento, el precio de la gasolina sin plomo de 95 se mantiene en España por debajo de la media de la Unión Europea, situada en 1,801 euros el litro, y de la eurozona, con un precio medio de 1,861 euros. En el caso del diésel, el precio en España también es inferior al de la media de la UE, que es de 1,689 euros, y de la zona euro, donde marca un precio de 1,725 euros.