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La gran mentira de los fijos discontinuos

El Ministerio de Trabajo esconde 518.000 personas que aunque no registran actividad efectiva vienen incluidos en el epígrafe fijos discontinuos para rebajar las cifras del paro.

La gran mentira de los fijos discontinuos

Publicado por
Israel García-Juez

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Fedea con la ayuda de sus profesores Florentino Felgueroso, Ángel de la Fuente y el investigador Marcel Jansen han tratado de aclarar uno de los grandes misterios de la economía española; ¿Cuántos son los trabajadores fijos discontinuos?. Un asunto que se nos esconde de manera intencionada por el ministerio que dirige Yolanda Díaz para que no se sepa realmente cuántos desempleados hay en nuestro país. Afirma el sabio que para resolver un problema lo primero y fundamental es conocer la profundidad del mismo pero es evidente, que este Gobierno utiliza los datos del paro para hacer política.

Así las cosas y tras la reforma laboral de 2021 se necesario mejorar la medición del paro ante el fuerte aumento del uso de la figura de fijos-discontinuos. Desde la aprobación de dicha reforma se han formalizado más de 5 millones de contratos fijos-discontinuos (CFD). Sin embargo, las estadísticas disponibles no permiten determinar cuántas personas tienen un CDF en vigor o el porcentaje de ellas que se encuentran en periodo de actividad o inactividad en cada momento.

La gran mentira

Esta información es crucial para poder evaluar el impacto de la RL21 en la temporalidad real y para analizar qué mejoras se podrían introducir para corregir posibles problemas. Adicionalmente, las series de indicadores de trabajadores con CFD que ofrecen las fuentes disponibles – EPA, SEPE y la Tesorería General de la Seguridad Social - han comenzado a diferir notablemente a raíz de la Reforma introducida, generando cierta confusión.

Fedea denuncia las limitaciones que hay para tratar de cuantificar el stock de TFD y se identifica el origen de sus divergencias a raíz de la aplicación de la RL21. En segundo lugar, se realiza una propuesta alternativa para la cuantificación del stock de TFD a partir de los historiales laborales de afiliación a la Seguridad Social.

El documento presentado por este organismo aporta evidencias que apuntan a que la EPA subestima significativamente ambos tipos de TFD (en especial, los que están en períodos de inactividad), por motivos metodológicos. Por otra parte, el concepto de paro efectivo, definido como la suma del número de parados registrados y los demandantes con relación laboral tampoco ofrece un indicador preciso de la holgura en el mercado laboral.

Este indicador contabiliza a todos los TFD que se han registrado como demandantes, con independencia de si están o no en periodo de inactividad, e ignora a los que no se han registrado como demandantes en las oficinas de empleo. Además, la categoría de demandantes con empleo incluye a otros colectivos como los trabajadores en ERTE.

Fedea plantea para resolver estas carencias usar los historiales de afiliación para generar indicadores que eviten las deficiencias de las fuentes anteriores. A modo de ejercicio, estos indicadores se calculan con los microdatos de la Muestra continua de vidas laborales de 2022, la última disponible hasta el momento.

Realizando este ejercicio se descubre que en los 9 primeros meses de aplicación de la reforma, se estima que el stock de TFD pasó de 650 mil personas a 1,42 millones, repartidos casi por igual entre personas en actividad y en inactividad.

Un 22,4% de los de emparejamientos entre empresas y trabajadores con CFD que tuvieron algún período de actividad en 2022 acabaron antes de fin de año con una ruptura o interrupción debida a causas distintas del pase a situaciones de inactividad, esencialmente por abandono voluntario del trabajador o por despido.

Por otra parte, el número de TFD que tenían más de un empleo se multiplicó por 4,3 entre enero y diciembre de 2022, llegando a representar el 27% del stock total de TFD. La mayor parte de las situaciones de pluriempleo eran de TFD en inactividad que disponen de otros emparejamientos en alta laboral con contratos distintos de los CFD o situaciones profesionales distintas de las de asalariado.

Si excluimos las personas con emparejamientos inactivos que estaban en alta en otros empleos, el stock de TFD total se reduce hasta 1,25 millones de personas a finales de diciembre de 2022, con 730 mil personas en actividad y 518 mil en inactividad.

Rejuvenecimiento

Finalmente, destaca también el rejuvenecimiento del stock de TFD. La proporción de jóvenes de 16-24 años se triplicó a lo largo del año 2022, llegando al 22% del total. Este colectivo de TFD se caracteriza por sus mayores tasas de inactividad y de ruptura de los contratos por abandono voluntario.

En caso de que el stock de TFD en inactividad siga creciendo, con escasos llamamientos de corta duración y un tiempo de trabajo total por persona reducido, convendría analizar qué tipo de medidas implementar para aumentar la frecuencia y duración de los llamamientos, con medidas como una remuneración mínima en los períodos de inactividad o la introducción de un bonus-malus (esto es, aumentando las cotizaciones sociales a las empresas con tasas de rotación relativamente altas y reduciéndolas a las empresas con tasas relativamente bajas.

Por otra parte, convendría analizar qué aporta el hecho de que los trabajos intermitentes tengan contratos indefinidos, en comparación con la situación anterior caracterizada por una sucesión de contratos temporales. En principio, al ser un contrato indefinido, el trabajador debería sentirse más protegido y tener una posición de negociación más fuerte que un trabajador con contrato temporal. Sin embargo, si las rupturas de las relaciones laborales con CFD siguen creciendo, y su causa principal es el abandono voluntario de los trabajadores, habrían dejado de percibir la indemnización por cese del contrato temporal.

El aumento de la proporción de jóvenes en el stock de TFD, con una alta tasa de inactividad y de abandono voluntario del empleo con CFD, también requiere más información y seguimiento, para responder a la pregunta sobre si los CFD pueden facilitar y mejorar su incorporación al mercado de trabajo o se utilizan más bien para evitar pagar mayores cuotas a la Seguridad Social con contratos temporales de corta duración, o para superar el nuevo límite máximo impuesto a los contratos temporales.

Se debería, apunta Fedea, reflexionar sobre la conveniencia de recuperar la indemnización por cese en forma de indemnización por fin de llamamiento como manera de obligar a las empresas a internalizar el coste de la rotación. Si la relación laboral termina en despido, los trabajadores percibirían la indemnización correspondiente descontando las indemnizaciones por llamamiento percibidas durante la relación laboral.

Finalmente, habrá que analizar también los posibles efectos de fijar la indemnización por despido en términos de la antigüedad en la empresa (en lugar del tiempo realmente trabajado) sobre la duración de los emparejamientos, esto es, ver si las empresas están recortando esta duración para evitar indemnizaciones más elevadas.

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