La inflación salva al Gobierno de su falta de PGE
A pesar de que el Ejecutivo no tiene su ley económica más importante no incurriremos en un déficit excesivo gracias a que nuestro dinero cada vez vale menos.
El Instituto de Estudios Económicos (IEE), critica al Gobierno por renunciar a ejercer su responsabilidad presupuestaria en este 2024, ejercicio caracterizado por las múltiples convocatorias electorales y una fuerte inestabilidad política.
Así lo ha afirmado Íñigo Fernández de Mesa, presidente del IEE en su informe “La prórroga para 2024 de los Presupuestos Generales del Estado”, documento al que ha tenido acceso este periódico.
Este informe recuerda que aunque nuestro ordenamiento jurídico contempla una prórroga presupuestaria, en esta ocasión, es si cabe más extraordinaria y disfuncional que nunca, ya que, tras haberse conformado unas nuevas Cortes Generales, con el nombramiento de un nuevo Gobierno, se ha adoptado esta decisión con unos PGE Que fueron aprobados en una legislatura anterior, en los cuales la composición de las cámaras y la conformación de mayoría no se corresponde con las vigentes.
Consecuencias de una prórroga
Desde el punto de vista de idoneidad de estos presupuestos, pese a la inesperada mejor evolución de la economía española en el ejercicio para el que se aprobaron estos presupuestos, es difícil que puedan mantenerse unas condiciones tan favorables para la evolución de la actividad y del empleo en este periodo.
Esto permitirá un contexto de elevada incertidumbre con riesgos claramente a la baja sobre la evolución de estas macromagnitudes, destacando factores tales como la persistencia del aumento de precios y costes por encima de lo esperado.
Este presupuesto debería garantizar y reforzar la confianza de los agentes sobre la capacidad de las finanzas públicas para responder a los retos futuros que afectan a la economía española, estableciendo unos criterios de consolidación que garanticen en el medio plazo la sostenibilidad de las cuentas públicas, además de minorar la presión fiscal sobre las empresas, fomentando adicionalmente las inversiones públicas necesarias que contribuyan al aumento de la productividad.
Esta prorroga no va a suponer una escalada del déficit público en 2024, gracias al efecto positivo del ciclo económico. Sin embargo, lo más relevante de este 2024, es la falta de un plan de consolidación fiscal a medio plazo, que es preocupante en un contexto de entrada en vigor de las reglas de fiscales europeas, dado nuestro elevado nivel de endeudamiento público.
En este sentido, debería ampliarse el margen para la reducción de deuda, pese al acercamiento del déficit al 3% este año.
Además, la prórroga presupuestaria y la inacción respecto a la consolidación fiscal comprometen, en ausencia de medidas adicionales, la senda de estabilidad a medio y largo plazo.
Esta prórroga presupuestaria no frenará el incremento del gasto corriente, que contribuye en mayor medida al crecimiento de esta partida en el año en curso, mientras que el gasto en inversión mantendrá su atonía.
En lo relativo al apartado de ingresos, nada afecta la prórroga presupuestaria a la capacidad del Gobierno para presentar iniciativas que supongan el incremento de ingresos bien mediante la creación de nuevos impuestos o la modificación de los existentes.
Sin embargo, es más probable que en situaciones de excepcionalidad, como la prórroga presupuestaria, se incida en una mala técnica legislativa, como es el abuso de los Decretos-ley para la creación o modificación de figuras impositivas, incluyendo muchas veces efectos económicos retroactivos.
Desde el IEE, creen que mejorar la eficiencia del gasto público es la vía fundamental para abordar la necesaria consolidación fiscal a medio plazo, ya que, a diferencia de las subidas impositivas, no resulta dañina para la actividad económica y la competitividad de nuestras empresas.
Los efectos de esta prórroga presupuestaria generan, a su vez, un incremento de los costes de transacción que obstaculizan la adopción de este tipo de medidas de reestructuración y mejora de la eficiencia del gasto público y producen, asimismo, una desviación de recursos para acometer las reformas estructurales necesarias para la economía española y sus finanzas públicas en el largo plazo.
A este respecto la gran reforma estructural de la mejora de eficiencia del gasto público sigue pendiente. De igual modo, la prórroga presupuestaria no es la mejor señal para despejar incertidumbres y generar confianza acerca de que la política económica, en general, y la fiscal, en particular, pueda asumir tanto su responsabilidad de estabilización y moderación de desequilibrios, como sembrar las bases para reforzar el aumento del PIB potencial a largo plazo.