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¿Cuáles son los retos de la economía española?

Deuda pública, desempleo juvenil, baja productividad o falta de inversión son o mejor dicho siguen siendo los grandes retos de la economía española. Y este Gobierno tampoco los corrige.

Conferencia de Coface sobre el riesgo país.

Publicado por
Israel García-Juez

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Coface ha reunido en la capital a cerca de 200 empresarios y expertos para abordar cuáles son los problemas más importantes que afectan a la economía española.

La deuda pública, el desempleo juvenil, la baja productividad o la falta de inversión en innovación, son los retos para un ejercicio que se estima cierre con un crecimiento económico del 1,3%.

Dadas las tímidas previsiones de Europa, Estados Unidos y China, el crecimiento mundial se verá impulsado principalmente por las economías emergentes.

Y como ya hemos escuchado en multitud de ocasiones, España necesitará reformas integrales si quiere continuar la senda de crecimiento aunque la economía seguirá este 2024 mostrando una tendencia positiva.

“La ecuación macroeconómica se ha convertido claramente en una derivada de los equilibrios geopolíticos. Nos encontramos ante un contexto económico marcado por la influencia de conflictos en distintas regiones, como el de Oriente Medio, la guerra de Ucrania o las huelgas del Mar Rojo, elecciones presidenciales y legislativas, cambios regulatorios, incertidumbre en la política monetaria y fiscal o una inflación persistente. En consecuencia, nuestro escenario central se asemeja más a una cresta que a un bulevar y hay muchos riesgos asociados a los que debemos hacer frente”.

Así lo ha destacado Guillermo Rodríguez, CEO de Coface en España y Portugal. También se ha hecho alusión a las próximas elecciones europeas y a su relevancia. Seguridad, crecimiento económico, competitividad, pacto verde, inmigración, fortalecimiento de la democracia, crecimiento empresarial…, son solo algunos de los retos a los que la UE debe hacer frente.

El crecimiento de la economía mundial se ralentizará hasta el 2,3%

Según las diferentes previsiones del mercado, el crecimiento de la economía mundial se ralentizará hasta situarse entre el 2,3% y el 2,7% pronosticado por el Banco Mundial.

Para tratar esta tendencia, Bruno de Moura Fernandes, jefe de Macroeconomía de Coface, ha abordado los ‘Riesgos y oportunidades en los mercados internacionales’, destacando, en primer lugar, la lucha contra la inflación y los tipos de interés: “El reto para 2024 consistirá en ver si el endurecimiento monetario en curso es suficiente para devolver la inflación al 2%. En cualquier caso, los tipos de interés permanecerán en niveles elevados a lo largo del año en todas las economías avanzadas. En el caso de Europa, en el mejor de los casos, se prevé una relajación monetaria a partir de verano”.

También ha analizado la desaceleración en Estados Unidos por la disminución del gasto de los hogares, y la recuperación todavía incompleta y menor de la prevista en China. “La inversión privada y la confianza de los consumidores en el gigante asiático se está viendo condicionada por las preocupaciones sobre la corrección del mercado inmobiliario, la resolución de la deuda gubernamental local y las presiones deflacionarias. Esto llevará a que el crecimiento en 2024 sea

menor del 4,3%”, ha afirmado.

Dadas las tímidas previsiones de Europa, Estados Unidos y China, el crecimiento mundial se verá impulsado principalmente por las economías emergentes, contribuyendo 1,7 puntos porcentuales sobre el 2,3% de crecimiento del PIB mundial. En total, más del 70% del crecimiento será generado por estas economías.

Impacto del cambio climático en la economía

Gonzalo Delacámara, director del Center of Water & Climate Adaptation en IE University, ha abordado el impacto del cambio climático en la producción, el comercio y la inversión. En su ponencia, ha incidido en que la lucha contra esta problemática va más allá de las políticas de responsabilidad social corporativa impulsadas por las empresas. Según sus palabras, “afectan

directamente a la producción, especialmente en el sector agroalimentario, a la productividad, a la demanda y a la estabilidad financiera”. Asimismo, ha señalado la creciente importancia de los criterios medioambientales en las decisiones de inversión.

“El cambio climático y nuestra respuesta al mismo están afectando a las perspectivas de comercio, inversión y, en general, al desempeño macroeconómico en todo el mundo. Las condiciones climáticas extremas alteran ya de modo crítico algunas cadenas esenciales de suministro, dañan

la infraestructura de transporte necesaria para el comercio de bienes, restringen la capacidad de las personas para desplazarse voluntariamente o amplifican los flujos de desplazamientos forzosos. Las condiciones climáticas cambiantes y las políticas introducidas, así como la transformación tecnológica asociada a la descarbonización, están cambiando los patrones de ventaja comparativa, creando riesgos para los países que dependen de sectores vulnerables al clima, pero también nuevas oportunidades económicas para aquellos con abundantes fuentes de energía renovables como el viento, la radiación solar y los minerales críticos. Tanto a nivel macro como de

organizaciones corporativas específicas, los riesgos físicos y de transición se

traducen ya hoy en riesgos materiales desde un punto de vista financiero”, ha

indicado.

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