MEDIO AMBIENTE
Barcelona, entre la gloria deportiva y la sostenibilidad en la 37ª Copa América de Vela
Los beneficios económicos de esta gran competición vienen acompañados de importantes retos para la sostenibilidad y con una mayor presión sobre los recursos naturales.
Barcelona ha dado comienzo a la fase decisiva de la 37ª Copa América de Vela con la Louis Vuitton Cup, una regata crucial en la que los equipos se disputan la oportunidad de enfrentarse al actual campeón, el Real Escuadrón de Yates de Nueva Zelanda. Este evento marca un capítulo inédito en la historia de la Ciudad Condal, que acoge por primera vez esta prestigiosa competición náutica. Con una estimación de impacto económico que podría superar los 1.200 millones de euros.
La inauguración oficial de esta edición se llevó a cabo en el Museo Marítimo de Barcelona, con la presencia del Rey Felipe VI, quien destacó que la acogida de la Copa América es "un triunfo para Barcelona, para Cataluña y para todo el país". Al acto asistieron importantes figuras políticas y del ámbito deportivo, como el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, quienes subrayaron la importancia del evento para la proyección internacional de la ciudad y su capacidad para atraer a un gran número de turistas y aficionados.
Desafíos en la sostenibilidad
Sin embargo, junto a los beneficios económicos y la emoción deportiva, la Copa América de Vela también trae consigo desafíos significativos en términos de sostenibilidad. Aunque la competición promete impulsar la economía local y crear miles de empleos, su impacto ambiental no puede ser ignorado. Según estudios anteriores y observaciones de ediciones previas, este tipo de macroeventos genera una huella ecológica considerable, que incluye un aumento en las emisiones de CO2, la sobreocupación de las playas y la contaminación del aire y del mar.
Un punto de especial preocupación es el uso masivo de recursos naturales, como el agua, en la limpieza de las embarcaciones. Se estima que una sola limpieza puede requerir hasta 300 litros de agua. Para hacer frente a este problema, han surgido iniciativas como la startup catalana Plazy, que ha desarrollado una tecnología capaz de reducir en más del 90% el consumo de agua durante la limpieza de embarcaciones, vehículos y hogares.
A pesar de estos esfuerzos, la magnitud del evento y la afluencia de millones de visitantes a Barcelona plantean serias dudas sobre la viabilidad de una Copa América verdaderamente sostenible. El transporte aéreo, principal medio de llegada para muchos de los turistas, es responsable de la mayoría de las emisiones de CO2 relacionadas con el evento. Además, el uso de embarcaciones de lujo para seguir las regatas en el mar contribuye significativamente a la contaminación atmosférica y marina.
Las preocupaciones no se limitan al mar. En tierra, la gran afluencia de personas durante las semanas de competición podría exacerbar los problemas de erosión y contaminación en las playas de Barcelona, ya de por sí afectadas por el retroceso de la línea de costa. Además, el aumento del tráfico marítimo y vehicular podría deteriorar la calidad del aire en la ciudad, un problema que históricamente ha sido una amenaza para la salud pública.
Ante estos retos, los organizadores de la Copa América han implementado medidas para mitigar el impacto ambiental, como la construcción de espigones artificiales para fomentar la biodiversidad marina y el uso de hidrógeno en ciertas embarcaciones de apoyo.
Economía
La Copa América de Vela desembarca en Barcelona con un impulso económico millonario
Ariadna Chust