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Ganan menos dinero que los nativos y no 'abusan' de los servicios públicos 

Los inmigrantes no suponen un problema para el mercado laboral español según Fedea

Sólo hay un 6% de casos que podrían atribuirse a la discriminación. El reto consiste en ver cómo esta población se integra mejor en el sistema productivo español. 

(Foto de ARCHIVO) La inmigración legal es absolutamente necesaria para el desarrollo económico español pero hay que estar coordinados con nuestros socios europeos.XINHUA vía Europa Press

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Según datos recientes del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la inmigración se ha convertido en la principal preocupación de los españoles, pasando del noveno al primer lugar en solo unos meses. 

Por este motivo, Fedea y la profesora Raquel Carrasco ha querido investigar si esta preocupación está justificada por la evidencia empírica existente sobre los efectos de la inmigración, o podría ser fruto de la falta de información o de un tratamiento desequilibrado de la misma.

Respecto a la inserción laboral de los inmigrantes en el mercado laboral, la evidencia empírica existente indica que los inmigrantes de países no pertenecientes a la UE ganan aproximadamente un 30% menos que los trabajadores españoles. 

Sin embargo, el 94% de esta brecha salarial se puede explicar por diferencias en características como edad, educación, tipo de contrato y sector de empleo. Solo el 6% queda sin explicar, y es por tanto potencialmente atribuible a la discriminación.

Inicialmente, existe una brecha de empleo significativa entre inmigrantes y nativos (15 puntos porcentuales para hombres, 4 para mujeres). Esta brecha tiende a reducirse con el tiempo, con algunos grupos, como las mujeres latinoamericanas, incluso superando las tasas de empleo de los nativos después de cinco años.

Los inmigrantes, especialmente los de países no pertenecientes a la UE, a menudo se concentran en trabajos poco cualificados y mal pagados. Sin embargo, algunos grupos, particularmente los de Europa del Este y América Latina, muestran movilidad ascendente con el tiempo.

Los inmigrantes tienden a tener períodos de desempleo más cortos que los nativos, posiblemente debido a una mayor presión económica para encontrar trabajo rápidamente. Inicialmente, tienen menos probabilidades de recibir prestaciones por desempleo, pero esta diferencia disminuye con el tiempo.

Respecto al impacto de la inmigración sobre los resultados laborales de los trabajadores nativos, la presión sobre el sistema sanitario y el nivel de criminalidad, la evidencia disponible indica que la inmigración no afecta significativamente las oportunidades de empleo y salarios de los trabajadores nativos en España. Estos resultados están en línea con los obtenidos para otros países europeos.

El uso del Sistema Nacional de Salud por parte de los inmigrantes es similar al de los nativos en los mismos grupos de edad. Sin embargo, los inmigrantes tienen menos acceso a especialistas y tienden a usar más los servicios de urgencias.

Aunque la tasa general de delincuencia no ha aumentado sustancialmente con la inmigración, la tasa de condenas entre los inmigrantes es mayor que entre los nativos. Esta diferencia se explica fundamentalmente por factores demográficos y socioeconómicos, ya que una parte significativa de la población inmigrante está compuesta por hombres jóvenes con bajo nivel educativo, un grupo demográfico que tiende a tener tasas de delincuencia más altas independientemente de la nacionalidad.

Por lo tanto, a la luz de la evidencia empírica, el alarmismo asociado con la inmigración parece estar en gran medida injustificado. La inmigración podría ayudar potencialmente a mitigar los desafíos planteados por el envejecimiento de la población española, contribuyendo a la sostenibilidad del sistema de pensiones y estimulando el crecimiento económico.

No obstante para que la inmigración tenga un impacto positivo duradero, debe ir acompañada de políticas de integración adecuadas que permitan a los inmigrantes acceder a empleos de calidad. Los componentes clave de las políticas deben incluir: Integración de los inmigrantes a través del acceso a la educación, atención sanitaria y políticas de inclusión cultural.

Gestión y selección de flujos migratorios, potencialmente basados en habilidades y necesidades del mercado laboral.

Coordinación a nivel europeo para gestionar eficazmente los flujos migratorios y evitar desigualdades en la distribución de responsabilidades entre los estados miembros.